Benamor

‘Benamor’ de Pablo Luna se estrenó en el Teatro de la Zarzuela el sábado 12 de mayo de 1923. El mes próximo, por tanto, se cumplirán 98 años desde aquel acontecimiento (que realmente lo fue, y grande) con la alegría de haberla visto restituida, casi un siglo después, y en el mismo escenario que la vio nacer y al que nunca más hasta ahora había regresado. Si nos atenemos a las crónicas de la época, en aquel estreno de Madrid el éxito fue tal que ninguno de los presentes en esas memorables funciones podría presagiar el aciago futuro que aguardaba a esta composición con la que el maestro de Alhama de Aragón completaba la ‘Trilogía de Oriente’ después de ‘El asombro de Damasco’ y ‘El niño judío’; un conjunto de títulos este, que ahora, con las 10 representaciones que entre el 14 y el 25 de abril rehabilitarán ‘Benamor’ en el Teatro de la Zarzuela, se pone al día para el público de hoy.

Enrique Viana, que además de asumir la dirección de escena y la adaptación del delirante libreto de Antonio Paso y Ricardo González del Toro, ha guardado para sí tres papeles llenos de sorpresa y sorna –muy a la manera de su inteligente e inteligible manera de elaborar el humor–, recuerda que los diarios de la época califican ‘Benamor’ –“título desconocido con el precedente de gran triunfo”– como el mayor éxito del maestro Luna. Por tanto, sugiere, hay que escucharlo y sentirlo “como en un sueño feliz”, asemejándolo de esta manera a la más valiosa de las terapias al afirmar que “un sueño venturoso es la mejor medicina para los tiempos de pesadilla que estamos viviendo y que esta, «nuestra música», cura como el mejor de los remedios.”

Y no es menos expresivo el maestro José Miguel Pérez-Sierra, director curtido, emocionante, personal y de sólida carrera internacional, al referirse a una obra que sitúa “entre las más complejas e inspiradas de la prolífica producción de Pablo Luna”. Su incomprensible desaparición del repertorio le lleva a considerar “casi como un reestreno mundial” estas nuevas funciones del Teatro de la Zarzuela.

Disparatados equívocos

Pérez-Sierra estará al frente de la Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela –Orquesta de la Comuni­dad de Madrid–, del Coro Titular del Teatro de La Zarzuela y de dos magníficos repartos que pondrán en escena una obra con un sorprendente punto de partida que irá provocando disparatados e hilarantes equívocos: La historia se enmarca en el siglo XVI en Isfahan, antigua capital de Persia –hoy Irán–, en una suerte de “Mil y una noches”. La ley determina que el primer hijo de los desposados ha de ser varón y el segundo mujer. De no ocurrir de esta manera, los recién nacidos deberán morir en sacrificio. Pues bien, esto es exactamente lo que le sucede a la mujer del sultán, quien para no tener que sacrificar a sus dos pequeños hace pasar por niño a su hija –dándole el nombre de Darío–, y por niña a su hijo –llamándola Benamor–. El engaño persiste a lo largo de los años, pero llega el día en que la supuesta “princesa” (el niño aquel) debe contraer matrimonio. Y es entonces cuando vuelan por doquier las cartas del fingido castillo de naipes.

Los dos elencos combinan una musicalidad y precisión irresistibles con ese difícil talento que irremisiblemente demanda la tragicomedia. Los cantantes que los integran son las sopranos Vanessa Goikoetxea y Miren Urbieta-Vega (Benamor), las mezzosopranos Carol García y Cristina Faus (Darío), la soprano Irene Palazón (la odalisca Nitetis), la soprano cómica Amelia Font (Pantea, madre de la princesa y del sultán), los barítonos Damián del Castillo y César San Martín (el caballero español Juan de León), el también barítono Gerardo Bullón (Rajah-Tabla, príncipe de Kabul), el tenor Gerardo López (príncipe de Florelia/Servidor/Sacerdote), el tenor-actor Francisco J. Sánchez (guardia), el tenor Emilio Sánchez (el traficante Babilón) y la actriz-bailarina Esther Ruiz (Cachemira la odalisca), además de Enrique Viana que interpreta los papeles del gran visir Abedul,  del confitero y de su mujer la pastelera. Completan el reparto 4 actores-figurantes y 9 bailarines.

En cuanto al equipo artístico, lo componen Daniel Bianco, responsable de la escenografía, la diseñadora de vestuario Gabriela Salaverri, el iluminador Albert Faura y la coreógrafa Nuria Castejón.

Un deseo: nuestros locos años 20

El maestro Pérez-Sierra define la música de ‘Benamor’ como “extraordinariamente teatral”, en cuya partitura reina “esa vena melódica tan característica del autor”, quien, para ambientarnos en la trama, mezcla con refinado acierto elementos exóticos orientalizantes con fox-trots y otros ritmos típicos de los años 20. “Todo ello tiene su culmen en la ‘Danza del fuego’, el número más conocido de la obra, con marcado sabor español pero con reminiscencias de algunos compositores europeos que Pablo Luna admiraba, como Edvard Grieg”. Así habla el director, que no duda en lanzar al aire un deseo: “Después de todo lo malo que estamos viviendo, ojalá este ‘Benamor’ fuera el pistoletazo de salida a nuestros locos años 20. Es un soplo de aire fresco.”

Recuperando a Pablo Luna

En un solo mes (cabalgado entre marzo y abril) el Teatro de la Zarzuela ha hecho justicia con Pablo Luna, uno de nuestros más grandes y prolíficos compositores a quien la historia no ha tratado precisamente de la forma que su talento y genialidad merecen.

A este esperado ‘Benamor’ precedieron los conciertos que los días 12 y 14 de marzo sirvieron para rehabilitar ‘Las Calatravas’, última zarzuela del compositor que tras un rotundo éxito de público y crítica, obtenido en sus estrenos de Madrid y Barcelona, cayó casi de forma inmediata en un intolerable y de todo punto incomprensible olvido. No quedó ni rastro del prodigio. Ni volvió a representarse, ni se llegó a grabar. El próximo mes de septiembre se cumplirán ya 80 años desde aquel estreno de ‘Las Calatravas’ en el Teatro Alcázar de Madrid, y es ahora cuando se ha enmendado parte de este inaudito, imperdonable y, lamentablemente, abandono.

‘Benamor’ online

Como ya es habitual, una de las funciones de ‘Benamor’ se emitirá en directo por streaming a través del canal de YouTube, el perfil de Facebook y la página web del Teatro. La fecha elegida en esta ocasión es el jueves 22 de abril a las 20h00 (hora peninsular española).

También en los próximos días se podrá disfrutar en YouTube y Facebook de la conferencia impartida por el musicólogo Ignacio Jassa Haro  y ya está disponible un nuevo capítulo de la serie ‘Viaje por la zarzuela’, con el maestro Pérez-Sierra y Enrique Viana como protagonistas abstraídos en una conversación y unas interpretaciones que no tienen desperdicio.

Guillermo García Calvo

El Teatro de la Zarzuela cuenta entre sus actividades y logros la recuperación del patrimonio musical nacional. Y este año ha cumplido con esa labor a través de “Las Calatravas”, comedia lírica en tres actos y última composición del maestro Pablo Luna que, además de prolífico compositor, tenía una gran visión empresarial. Siempre supo recoger con acierto los gustos del público y las tendencias teatrales del momento. El libreto, que hacía las delicias de la burguesía de la época, fue encargado por Luna a los prestigiosos Federico Romero y José Tellaeche, todo un acierto en un momento en el que la censura trabajaba a toda máquina.

El estreno en el Teatro Alcázar de Madrid el 12 de septiembre de 1941 supuso un éxito total. Dicen las crónicas que se repitieron todos los números de la obra, los 15, algo insólito. A pesar del momento dulce por el que atravesaba la zarzuela, estaba próxima a iniciar su declive, al entrar en competencia con el cine. Por otro lado, Pablo Luna se quejaba de las exigencias de un público que pedía un estreno cada semana. Lo que obligaba a componer sin descanso. Puede que esto fuera una de las razones por las que Las Calatravas, entre otras, no volvieran a representarse.

Para esta versión escenificada se ha recurrido a la ya tradicional adaptación del texto, en esta ocasión a cargo de Paco Gámez, que ha realizado un trabajo extraordinario para narrar al público perfectamente la trama utilizando muy pocas intervenciones. Para ello se ha servido de uno de los personajes de la obra, Doña Aldonza, la tía pobre de las dos protagonista y único personaje que no canta.

Doña Aldonza ha sido interpretado por una magistral Emma Suárez. Nos ha presentado a todos los personajes y escenas con humor y la naturalidad e ingenio de las grandes damas de la interpretación.

A través de Doña Aldonza se ha querido también poner en valor a todas esas actrices cómicas y secundarias que siempre quedaban en un segundo plano respecto a las divas y protagonistas.

La música del maestro Luna es de extraordinaria calidad. Utiliza en Las Calatravas músicas de distintos géneros y las hace corresponder con los personajes. Las músicas europeas, que tanto admiraba, acompañan a la generación de personajes más jóvenes, como Cristina o Carlos Alberto. Y los fandangos acompañan al banquero José Mariani.

Las voces están a la altura de la partitura, más cerca del verismo que de la zarzuela. Miren Urbieta, con su potente voz de soprano lírica, interpretó a Cristina Calatrava sin grandes rasgos teatrales, pero con una gran sonoridad y bello timbre.

El tenor Andeka Gorrochategui dio vida al libertino Carlos Alberto. Acompañó perfectamente a Cristina Calatrava en potencia tímbrica y parecía menos esforzado en la emisión que en otras ocasiones, cosa que se agradece.

Lola Casariego interpretó a la viuda Calatrava, con su habitual elegancia, pero tapada en numerosas ocasiones por la orquesta y el resto de las voces. Javier Franco, como José Mariani, lidió con el papel más complejo y lo hizo con solvencia y elegancia. Solo le faltó volumen.

El resto el reparto estuvo a gran altura. La Isabel de la cordobesa Lucía Tavira, el Pepe Aleluya de Emmanuel Faraldo y el Rodrigo del tenor Houari R. López Aldama.

El maestro García Calvo ha realizado una muy buena labor al frente de la orquesta. Se nota su rigor y amor por el género, del que es buen conocedor. Sonoridad y exquisitez en la dirección de una partitura importante. El coro, aunque lejos y con mascarilla, sonó con el brío de siempre.

Críticas