DONIZETTI, CIERRA BRILLANTEMENTE LA TEMPORADA EN EL VALENCIANO PALLUCIA DI LAMMERMOOR de GAETANO DAU DE LES ARTS.

Por Diego Manuel García Pérez.

Las seis representaciones de Lucia di Lammermoor que han tenido lugar en el Palau de les Arts, se han saldado con un importante triunfo. Esta ópera, verdadero paradigma del repertorio belcantista, ya fue representada en este teatro, en 2010, con un gran éxito, sobre todo por la presencia, entonces, de la joven soprano georgiana Nino Machaidze y el tenor italiano Francesco Meli. Las representaciones de este año han estado a la altura de aquellas, sobre todo por las excelentes interpretaciones de la soprano anglo-australiana Jessica Pratt, el tenor chino Yijie Shi y el bajo ruso Alexander Vinogradov, junto a la magnífica prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, dirigida por Roberto Abbado, quien se despedía como director musical del Palau de Les Arts, después de una buena labor, no siempre reconocida. Otro de los atractivos de esta Lucia es la –afortunadamente- escenografía adecuada a la época en que se desarrolla la acción. Y, como no, la magnífica prestación del Coro de la Generalitat, que volvió a mostrar su gran calidad. Un público entusiasmado aplaudió largamente y con gran fuerza al final de las representaciones.

Lucia di Lammermoor es la ópera más famosa de Gaetano Donizetti, en cuya prolífica producción ocupa el lugar cuarenta y siete de un total sesenta y seis títulos, con partituras conservadas. El año 1835 fue especialmente importante para el mundo de la lírica, ya que el 24 de enero se estrenó I Puritani, la última ópera de Vincenzo Bellini, quien murió en 23 de septiembre de aquel mismo año, solo tres días antes del estreno de Lucia di Lammermoor, en el Teatro San Carlo de Nápoles. Salvatore Cammarano entonces director artístico de ese teatro, fue el encargado por Donizetti de redactar el libreto, que estaba basado en la novela The bride of Lammermoor de Walter Scott, editada en 1819, y en la que se relataban hechos reales acaecidos en agosto de 1668, donde un aristócrata escocés había obligado a su hermana a casarse con otro noble; ella estaba enamorada de un enemigo de su hermano, apuñaló a su impuesto marido en la noche de bodas, para seguidamente enloquecer. A diferencia de la novela y de la ópera, el marido sobrevivió e impuso a la familia un absoluto secreto sobre todo lo acontecido. A pesar de ello se produjeron todo tipo de especulaciones y la historia se mantuvo viva por tradición familiar y fue conocida por Walter Scott para escribir su novela. El estreno, Lucia di Lammermoor tuvo un extraordinario éxito que ha ido perdurando hasta nuestros días. La primera Lucia fue interpretada por Fanny Tachinar-Persiani, una de las sopranos más famosas de la época cuya tesitura de lírico-ligera, le permitía realizar toda una exhibición vocal e interpretativa en la gran escena de la locura, uno de grandes hitos de todo el repertorio belcantista. El papel de Edgardo fue interpretado por el gran tenor Gilbert Duprez, el primero en emitir el famoso Do4, con voz de pecho.

Durante muchos años el personaje de Lucia fue interpretados por voces en exceso ligeras, más preocupadas por exhibir virtuosismo vocal, hasta el punto de intercalar cadencias no escritas por Donizetti, para su lucimiento. Ya, en pleno Siglo XX, existen documentos sonoros de sopranos ligeras que interpretaron Lucia: María Barrientos, Amelita Galli-Curzi, Mercedes Capsir (con mayor entidad vocal, e interprete en 1929, de la primera grabación en estudio de esta ópera), y sobre todo la franco-estadounidense Lily Pons, voz pequeñita, de bonito y penetrante timbre, con una excelente proyección, lo que la hizo triunfar en el antiguo Metropolitan, un teatro de grandes dimensiones en el que su voz se expandía con facilidad y donde fue la Lucia oficial desde su debut, en 1931, hasta su última actuación, en 1958, en ambos casos con ese personaje, que interpretaría en casi ciento cincuenta representaciones. Lily Pons era capaz de realizar verdaderas proezas vocales con absoluto dominio de la coloratura y un extraordinario registro agudo donde sostenía, con gran facilidad, una estratosférica nota como el Mi5. Lily Pons interpretó Lucia con todos los grandes tenores de su época: Beniamino Gigli, Giacomo Lauri-Volpi, Giovanni Martinelli y Francesco Merli, junto a voces más jóvenes como Ferruccio Tagliavini y Giuseppe Di Stefano; y, sobre todo, con los norteamericanos Jan Peerce y Richard Tucker, con quien realizó una grabación de estudio, en 1954. Se la puede escuchar en Youtube, en diferentes interpretaciones de la escena de la locura, así como en su gran dúo con Edgardo del Acto I, grabado en 1950, junto a la preciosa voz de Giuseppe Di Stefano. También, en el dúo del Acto II con Enrico, interpretado por el gran baritono Leonard Warren. Y, toda una curiosidad, también puede escucharse completa en Youtube, una toma en directo desde Fort Worth (Texas, EEUU), en 1962, donde una Lily Pons, prácticamente retirada de los escenarios, compartía reparto con un jovencísimo Plácido Domingo de veintiún años, que ya ofrecía su bello timbre y capacidad interpretativa.

En 1952, María Callas interpretó por primera vez Lucia junto al Edgardo de Giuseppe Di Stefano, en el Teatro Bellas Artes de Ciudad de Mexico, reinventando el personaje, dotándolo de una entidad dramática hasta entonces desconocida, basada en su extraordinaria capacidad teatral, manteniendo el virtuosismo vocal, dentro del concepto de soprano dramática de agilidad. Se conservan dos grabaciones de estudio realizadas por EMI: la primera, en 1953, con la cantante en su mejor momento vocal, junto a Giuseppe Di Stefano y la Orquesta de Maggio Musicale Fiorentino, dirigida por Tullio Serafin, y la segunda, en 1959, con la Orquesta Philarmonia, también dirigida por Tullio Serafin, junto al Edgardo de Ferruccio Tagliavini, ya con la cantante en peores condiciones vocales, dando una visión, por momentos, intimista y desgarradora del personaje. Entre ambas grabaciones cabe señalar una toma en directo, realizada en Berlín el 29 de septiembre de 1955, que ha entrado de lleno en la mitología del mundo de la ópera, donde Callas ofrece su magnífica vocalidad, junto a una impresionante interpretación dramática, dirigida de manera magistral por Herbert von Karajan, al frente de la Orquesta RIAS de Berlín, produciéndose una verdadera simbiosis entre director y cantante; aquí de nuevo junto a Giuseppe Di Stefano y el magnífico Enrico del gran barítono Rolando Panerai. El famoso sexteto al final del Acto II, ante los continuos aplausos, es bisado. Esta grabación puede escucharse íntegramente en Youtuve.

El testigo de Callas lo recogió la gran soprano australiana Joan Sutherland, de ancho centro, buena gama de graves y una extraordinaria capacidad para la coloratura, con unos agudos y sobreagudos de perfecta emisión, aunque sin poseer la capacidad dramática de Callas. Interpretó por primera vez Lucia en el Covent Garden, en 1959 (se puede escuchar completa en Youtube, una toma en directo de aquellas representaciones) y mantendrá el papel en su repertorio durante treinta años, siendo quien más veces lo ha interpretado, con más de doscientas representaciones, junto a grandes Edgardos como Alfredo Kraus, Luciano Pavarotti y Carlo Bergonzi. Destacar su grabación de estudio para DECCA, en 1971, junto a un Luciano Pavarotti en su mejor momento, exhibiendo su preciosa vocalidad, el poderoso Enrico de Sherrill Milnes y la magnífica y expresiva interpretación de Nicolai Ghiaurov, como Raimondo, dirigidos por Richard Bonynge al frente de la Orquesta de la Royal Opera House. Ya, en su madurez, participó en una serie de representaciones en el Metropolitan, en 1982, dirigidas por Richard Bonynge, junto al Edgardo de Alfredo Kraus, impecable de vocalidad y estilo interpretativo. Una de aquellas representaciones fue tomada en video y comercializada en DVD por DEUSTCHE GRAMMOPHON. Paralelamente a las interpretaciones de Lucia realizadas por Sutherland, cabe destacar las creaciones de otras dos magníficas sopranos: Renata Scotto y la norteamericana Beverly Sils, en los años sesenta y setenta del pasado siglo, también junto a los Edgardos de Pavarotti, Kraus y Bergonzi. Posteriormente, también realizaron buenas creaciones de Lucia, Edita Gruberova y June Anderson, aunque inferiores a las de sopranos antes citadas. Cabe señalar que en los últimos diez años ha sido Jessica Pratt, quien de manera muy brillante más veces ha interpretado Lucia, con casi ciento cincuenta representaciones.

La propuesta escénica que ha podido verse en Valencia, es una coproducción de la Ópera de Montecarlo y el New National Theatre de Tokio, con dirección de Jean Louis Grinda. Los decorados diseñados por Rudy Sabounghi, son de carácter clásico, en consonancia con el tiempo en que se desarrolla la acción a finales del Siglo XVII. En la primera escena puede verse un gran acantilado rodeado de agua y cercano a una playa donde se mueven Enrico Asthon con varios soldados y su hombre de confianza Normanno, quien comenta malévolamente que ha podido verse en los alrededores merodear a un desconocido, con toda la apariencia de ser Edgardo di Ravenswood, el gran enemigo de Enrico Asthon. Para los cambios de decorado se intercala reiteradamente una proyección de un acantilado, en el que baten las olas pudiendo escucharse su marítimo sonido. En la segunda escena, se produce el secreto y apasionado encuentro de Lucia y Edgardo en presencia de Alisa, la dama de compañía de Lucia, en un enclave rocoso, donde se ubica una vieja fuente, con un fondo pintado donde aparece siniestra y amenazante la silueta del castillo de los Asthon ¡Toda una premonición! El Acto II, se desarrolla en un decorado que reproduce el gran salón del castillo de los Asthon, y en cuya primera escena se encuentran Lucia y su hermano Enrico, quien la convence con malas artes para que se case con su rico amigo el noble Arturo Bucklaw; y, el capellán del castillo Raimondo Bidebent, amigo y confidente de Lucia, la aconseja que acepte la propuesta de su hermano. En la segunda escena, cantidad de invitados ricamente ataviados (excelente el diseño de vestuario de Jorge Jara) cantan y bailan festejando el próximo enlace matrimonial; aquí puede comprobarse la acertada dirección escénica de Jean Louis Grinda, moviendo a muchos figurantes. La inesperada aparición de Edgargo, propicia el brillantísimo sexteto de Lucia, Edgardo, Enrico, Raimondo, Alissa y Normanno, donde, en un diferente plano dramático, cada uno expresa sus sentimientos, muy bien resuelto escénicamente por Grinda. En esta producción, al comienzo del Acto III, se incluye la escena de la torre, también con fondo marítimo, que a menudo suele omitirse para evitar un nuevo cambio de decorado, y que en realidad rompe la continuidad dramática y solo sirve para el lucimiento de tenor y barítono. Aquí se produce el tenso encuentro de Edgardo y Enrico, pudiendo verse una torre en estado ruinoso, batida por las olas. En la segunda escena vuelve a aparecer el gran salón del castillo donde los invitados siguen festejando la boda; la celebración se suspende por la presencia de Raimondo, quien anuncia la trágica noticia de la muerte de Arturo a manos de Lucia en el lecho nupcial. La fantasmagórica aparición de Lucia, con el traje de novia ensangrentado, da inicio a la famosa escena de la locura; aquí se produce uno de los mejores momentos escénicos de esta producción, cuando Lucia, de modo evocador, retoma el tema principal de su gran dúo con Edgardo, insertándose en el salón del castillo, el decorado de la escena de la fuente. En la conclusión de la ópera se muestra un paisaje fuertemente romántico, con el cementerio marítimo donde reposan los antepasados de Edgardo, quien se suicida después de contemplar el cortejo fúnebre con el cadáver de Lucia, en este caso lanzándose al vacío desde un acantilado.

Roberto Abbado se despedía del Palau de Les Arts dirigiendo esta Lucia, con una labor que merece todo tipo de elogios, consiguiendo desde la misma obertura excelentes sonidos con una imponente presencia de las trompas, que tendrán gran protagonismo a lo largo de toda la ópera. Bellísimo resultó el acompañamiento orquestal en todo el gran dúo de Lucia y Edgardo del Acto I. Muy brillante el sonido orquestal durante todo el Acto II, en el gran dúo de Lucia y Enrico y, sobre todo, en la escena de la boda con la conjunción de orquesta y coro, que llega a su momento culminante en el famoso sexteto y la stretta conclusiva. Magnífica prestación orquestal, en el arranque del Acto III (Escena de la torre), reproduciendo una tormenta en conjunción con el sonido un mar embravecido. Excelente la introducción de la escena final de la ópera con unos fúnebres acordes que presagian los trágicos acontecimientos que van a producirse. En la famosa escena de la locura se utiliza la glassarmonica (armónica de cristal), que pudo escucharse cuando Donizetti estrenó la obra. Se trata de un instrumento creado por Benjamin Franklin a mediados del Siglo XVIII, formado por un conjunto de copas y tubos de cristal, sobre una base de madera, que emiten un característico sonido, al ser frotadas. Muy lucida la intervención de Sascha Reckert, todo un especialista de ese instrumento, que en el acompañamiento a Jessica Pratt, consiguió extraer sonidos espectrales, en perfecta conjunción con la voz de la soprano. Aparte de la gran prestación de las cuatro trompas, cabe destacar la gran intervención solista del arpa antes de la primera aparición escénica de Lucia, en la segunda escena del Acto I. Excelente prestación del violonchelo acompañando la intervención de Edgardo en todo el final de la ópera. Destacar la labor concertadora de Roberto Abbado muy pendiente de las voces, destacando su gran compenetración con Jessica Pratt a quien ya había dirigido en este papel en varias ocasiones.

Gran actuación de Jessica Pratt, mostrando belleza tímbrica y gran dominio estilístico del repertorio belcantista, con una excelente línea de canto y gran capacidad para ligar largas frases. Destacar su dominio de las medias voces y las regulaciones de sonido. Muestra dominio en todos los registros, con homogeneidad de color. Resultan espectaculares sus agudos y sobreagudos. Y, sobre todo, ofrece una perfecta ejecución de las agilidades desde su primera aria “Regnaba nel silencio” seguido de la cabaletta “Quando, rapito in estasi” introduciendo en su repetición virtuosísticas variaciones. Seguidamente, su interpretación va in crescendo en el bellísimo dúo con Edgardo, sobre todo en su sección final cuyo motivo musical recurrente volverá a aparecer en la escena de la locura, donde la soprano ofrece una impresionante resolución de la coloratura. Excelente el Edgardo del tenor chino Yijie Shi, con gran dominio estilístico y excelente línea de canto, aunque su timbre no resulta excesivamente atractivo, es un magnífico cantante, que ofrece un fraseo intenso y contrastado, con gran dominio de todos los registros, exhibiendo una magnífica franja aguda. Excelente su interpretación del gran dúo con Jessica Pratt. Destaca de sobremanera, en su gran escena final dotando a su canto de patéticos acentos. Está también magnífico en su dúo con Enrico Asthon interpretado por el barítono Alessandro Luongo, cuya prestación vocal es bastante inferior a la pareja protagonista, con poco dominio del estilo belcantista. Una verdadera lástima, porque Enrico es un personaje para barítono de absoluto lucimiento, con grandes momentos como su gran escena en el arranque de la ópera o el gran dúo con Lucia del Acto II, donde, en comparación con la actuación de Jessica Pratt, pueden comprobarse todas sus limitaciones. Excelente el bajo ruso Alexander Vinogradov como Raimondo, ofreciendo una poderosa vocalidad, destacando en el dúo con Lucia y sobre todo en su gran intervención solista “Ah! Cessate quel contento”. Excelente prestación del joven tenor vasco Xabier Anduaga como el sposino Arturo, cuya magnífica vocalidad augura una brillante carrera futura. Bien la mezzo rusa Olga Syniakova, como Alisa. Correcto el tenor Alejandro del Cerro como Normanno. Magnífica interpretación del famosísimo sexteto seguido de la “stretta”, con el que concluye el Acto II, donde la voz de Jessica Pratt, emerge con fuerza entre el coro y las voces solistas.

El Coro de la Generalitat ofreció, una gran interpretación, sobre todo en el Acto II, donde su actuación brilló a gran altura, así como en la introducción de la escena de la locura, y en todo el final de la ópera. En fin, una Lucia di Lammermoor para recordar.

El Palau de les Arts estrena el sábado 22 de junio la ópera ‘Lucia di Lammermoor’, de Donizetti, con la que Roberto Abbado cierra la temporada 2018-2019 de este centro de artes.

Jesús Iglesias Noriega, director artístico de Les Arts, ha presentado esta producción de “una de las obras cumbre del repertorio belcantista”, con la presencia de Roberto Abbado, director musical, y la soprano Jessica Pratt, protagonista de la obra.

Les Arts ofrecerá un total de seis funciones de ‘Lucia di Lammermoor’. Además del estreno, este sábado 22 de junio, la Sala Principal acogerá representaciones de esta ópera los días 25, 28 y 30 de junio, así como el 3 y 6 de julio. Para más información sobre precios y horarios, los interesados pueden consultar la web www.lesarts.com.

Jean-Louis Grinda, que no ha estado presente en la rueda de prensa por motivos de agenda, firma la puesta en escena, su cuarto trabajo en València, con escenografía de Rudy Sabounghi, vestuario de Jorge Jara e iluminación de Laurent Castaing.

Coproducido por la Opéra Monte-Carlo y el New National Theatre de Tokio, Grinda presenta un montaje de corte clásico y fiel a la Escocia de finales del S. XVI que plasmó Sir Walter Scott en la novela ‘The Bride of Lammermoor’, con concesiones a las nuevas tecnologías con la presencia de proyecciones y videocreaciones.

Iglesias Noriega ha subrayado los “excelentes mimbres artísticos” que presenta Les Arts: los cuerpos estables del teatro, el Cor de la Generalitat y la Orquestra de la Comunitat Valenciana, y un reparto de primeras voces para este drama

trágico de Donizetti, con libreto de Salvatore Cammarano, que retrata la rivalidad entre dos clanes: los Ashton y los Ravenswood.

Para Roberto Abbado, ‘Lucia di Lammermoor’ es una “tragedia romántica en la que es fácil reconocer mucho de la poética de este periodo”, como la presencia de la naturaleza, que tan bien retrata Donizetti: la noche, la luna, el agua de la fuente y del mar, la tempestad, el viento o la niebla de los paisajes escoceses.

El maestro milanés ha hecho también énfasis en el conflicto y los sentimientos cruzados entre familias, que desencadenan la tragedia de la frágil Lucia, que “no sólo debe renunciar al amor, sino también a su propia vida”.

Musicalmente, además de las particularidades del ‘bel canto’, Abbado ha subrayado la “dramaturgia en la orquesta” de esta partitura, “la gran innovación de Donizetti”, como el comienzo de la ópera “muy similar a la marcha fúnebre que encontramos en el final”, o la fragilidad psicológica de Lucia, que en su presentación Donizetti describe mediante el arpa.

En este sentido, el director musical ha señalado el uso, en la célebre escena de la locura de Lucia, de la armónica de cristal, que se recupera para estas representaciones, cuyo sonido espectral, “que parece que está llegando de otro mundo, crea una atmósfera muy particular”.

Intérprete de referencia

Jessica Pratt después de sus incursiones con Rossini (‘Stabat Mater’ y ‘Tancredi’) interpreta en Les Arts su papel de referencia y con este comenzó su carrera, la desdichada Lucia Ashton, una de las partituras más exigentes, que ha cantado en más de 150 ocasiones en los más destacados teatros del mundo, entre los que figuran el Metropolitan de Nueva York o La Scala de Milán.

Según explica la soprano nacida en Bristol, Lucia es un personaje fuerte e independiente que pierde la razón porque no se doblega al deseo de los hombres en la sociedad patriarcal de la época. Musicalmente, ha explicado las dificultades de la partitura, como los 20 minutos de la escena de la locura, o la búsqueda del equilibrio entre canto y escena ante los requisitos del repertorio belcantista.

Después de su aplaudido ‘Tancredi’, junto con Pratt y Abbado en Les Arts en 2017, el tenor Yijie Shi regresa a València con otro de los roles más temidos en este estilo musical, Sir Edgardo di Ravenswood, enamorado de Lucia. Desde su fulgurante debut en el Rossini Opera Festival de Pésaro en 2008, el joven cantante de Shanghái es actualmente uno de los tenores con más proyección.

Completan el elenco principal el barítono italiano Alessandro Luongo, que debuta en Les Arts como Enrico, el intrigante hermano de Lucia; el reputado bajo Alexander Vinogradov, vinculado al centro de artes desde 2006, en el rol de Raimondo, capellán al cargo de la instrucción de Lucia, y el emergente tenor Xabier Anduaga, formado en Pésaro con Alberto Zedda y ganador de cinco premios Francisco Viñas, que encarna a Lord Arturo Bucklaw, prometido de Lucia.

Fotografía: Miguel Lorenzo y Mikel Ponce

I Masnadieri

El Palau de les Arts se adentra en el repertorio menos conocido de Giuseppe Verdi con ‘I masnadieri’. Esta obra se estrena en la Sala Principal el próximo miércoles, 6 de febrero, y contará con más funciones los días 9, 12, 15 y 17 de febrero. Las entradas pueden adquirirse en la web del Palau de les Arts.

El director artístico de Les Arts, Jesús Iglesias Noriega, así lo ha destacado en la presentación de la producción ante los medios de comunicación, acompañado por el director musical, Roberto Abbado y los principales solistas: Stefano Secco (Carlo), Roberta Mantegna (Amalia), Michele Pertusi (Massimiliano) y Artur Ruciński (Francesco), junto con el director de escena de la reposición, Allex Aguilera.

‘I masnadieri’, según ha explicado el maestro Abbado, es el primer encargo internacional de Verdi, que iniciaba a la par su fructífera relación con uno de los pensadores más importantes del Siglo de las Luces: Friedrich von Schiller.

Se trata de una obra clave en el desarrollo musical y teatral del autor, escrita a caballo entre el Sturm und Drang -el ímpetu y la tempestad- y el Romanticismo primigenio, de los que toma y desarrolla un marcado sentido de la melancolía, un rítmico y vigoroso ímpetu, el idealismo del joven filósofo y el ansia de libertad del mismo Verdi del Risorgimento.

Estrenada en Her Majesty’s Theatre de Londres en 1847, el genio de Busseto contó con la colaboración de uno de los grandes intelectuales de su época, Andrea Maffei. Traductor de referencia al italiano de la obra del dramaturgo alemán, Maffei convirtió las cuatro horas de intenso drama ‘Die Räuber’ (‘Los bandidos’) en un libreto de dos horas y media condensado en bloques de acción.

Verdi compuso, tal y como explica Roberto Abbado, una partitura impresionante, de gran riqueza de sentimientos, que oscila desde la ternura hasta la violencia. Además, escribió una música extremadamente exigente tanto para los roles protagonistas como para los primarios, en la que, como novedad, sitúa al coro como personaje principal.

‘I masnadieri’ exige cuatro intérpretes de primer nivel, en el que según ha señalado Iglesias Noriega, figuran los debuts en València de Stefano Secco y Roberta Mantegna, así como el reencuentro de dos voces apreciadas por el público de Les Arts: Michele Pertusi y Artur Ruciński.

Los intérpretes de ‘I masnadieri’

Stefano Secco encarna a Carlo, bandido duro y violento y a su vez muy nostálgico, que refleja el prototipo del héroe romántico plegado en su interior, De difícil interpretación, según el propio tenor, en el pentagrama se reconocen momentos del Donizetti serio junto con cabalettas de compleja ejecución.

Artur Ruciński, barítono de referencia internacional, da vida al hermano de Carlo, Francesco, papel de oscura psicología, muy similar al Macbeth que Verdi musicó en el mismo año. El cantante polaco, que siempre descubre algo nuevo en el personaje, lo destaca por su singularidad frente al resto de roles verdianos para su tesitura.

El bajo Michele Pertusi, que el público valenciano recordará por ‘Don Pasquale’, debuta el papel de Massimiliano, padre de Carlo y Francesco. Se trata de un “rol vocativo”, de interpretación bastante concentrada y enérgica, cuyas demandas llevan del primer Verdi a la etapa madura del compositor.

Cierra el cuarteto, Roberta Mantegna (Amalia), la única mujer de la obra, un rol que Verdi escribió para una diva su época Jenny Lind, reputada soprano de coloratura; un papel que según Mantegna transita entre lo dramático y lo mágico, y que sólo a través de la muerte recibe el estatus de heroína.

Dominik Chenes, que cantará el papel de Carlo el día 15, Bum Joo Lee (Arminio) y Gabriele Sagona (Moser) completan un elenco, en el también participa el tenor ucranio Mark Serdiuk (Rolla) del Centre Plácido Domingo.

Allex Aguilera ha dirigido la reposición de la producción de Gabriele Lavia para los teatros San Carlo de Nápoles y La Fenice de Venecia, con escenografía de Alessandro Camera y vestuario de Andrea Viotti. Aguilera y Nadia García, del equipo de Les Arts, firman también la iluminación de la producción.

Allex Aguilera ha apuntado que se ha respetado la esencia del montaje, de corte posmoderno según Lavia, adaptándolo a los intérpretes y sus personalidades para crear un espectáculo completamente nuevo.

La damnation de Faust

El Palau de les Arts estrena el próximo miércoles, 20 de junio, una nueva producción de ‘La damnation de Faust’, de Hector Berlioz, con dirección musical de Roberto Abbado, en la sala principal.

Los cantantes Silvia Tro Santafé, Celso Albelo y Rubén Amoretti conforman la terna protagonista de esta leyenda dramática, basada en ‘Faust’, de Goethe, con Damiano Michieletto como artífice de la puesta en escena.

‘La damnation de Faust’ es un híbrido sinfónico-teatral que supone un paso adelante en la transformación del modelo operístico. La obra investiga un nuevo modelo dramático combinatorio entre lo concertístico y lo teatral, y propone, sobre un modelo sinfónico, ‘ballet’, arias, dúos y coros propios de la música escénica.

Según Roberto Abbado: “Estamos ante una obra maestra de clasificación difícil. No es una ópera ni una cantata, sino una partitura de instrumentación especial donde la música puede volar y dejar volar a la gente con su imaginación, donde conviven formas cultas, como la fuga, el doble coro y la estereofonía vocal con formas vulgares. Una locura aparente donde todo es lógico”.

“Berlioz busca los extremos para conseguir su proyecto, retratar la trayectoria de Fausto, donde sus penas son las del propio compositor en una obra de sentido psicológico y biográfico muy importante”, prosigue el maestro.

Damiano Michieletto firma su tercer nuevo montaje para Les Arts, coproducido en esta ocasión con la Ópera de Roma y el Teatro Regio de Turín, y que la crítica italiana ya ha distinguido como el mejor espectáculo de 2017 en los Premios Franco Abbiati. Se trata del segundo premio Abbiati en la historia de Les Arts, tras el galardón en 2007 por ‘Das Rheingold’ y ‘Die Walküre’.

Según indica Eleanora Gravagnola, responsable de la reposición en València, el propio ‘regista’ italiano se ha inspirado en ‘Hamlet’, de Shakespeare, para la puesta en escena, que tiene escenografía de Paolo Fantin, vestuario de Carla Teti, iluminación de Alessandro Carletti, videocreación de Roca Film, y movimientos mímicos de Chiara Vecchi.

“Aunque en el espectáculo no hay referencias al drama shakespeariano, el personaje de Fausto está inspirado en él: ambos experimentan un malestar, nostalgia, meditan un suicidio, no encuentran su lugar en el mundo… y ambos tienen la posibilidad de que una mujer, es decir, el amor, pueda ser una esperanza de salvación, pero, sin embargo, optan por la autodestrucción”.

Gravagnola continúa diciendo que “tanto Fausto como Hamlet tienen visiones, alucinaciones, como materialización de su propio inconsciente: Hamlet ve al fantasma del padre y Fausto ve al espíritu infernal, Mefistófeles, como símbolo del mal: el mal como imposibilidad de hallar la salvación respecto del sufrimiento que vive Fausto”.

Desde el punto de vista dramatúrgico, el espectáculo se cuenta desde dos niveles: el plano de todo aquello que el público puede ver sobre el escenario y un segundo plano, a través de proyecciones de videos, grabados o en directo, que acerca al espectador los detalles imperceptibles desde el patio de butacas.

La acción, por su parte, transcurre en un espacio escénico cerrado, que sirve de laboratorio a Mefistófeles, donde analiza y examina a Fausto. El estabilizador de imagen (Steadycam) en el escenario representa el ojo del diablo, que indica, manipula, captura, decide, proyecta…

Tres intérpretes españoles destacados, de trayectoria internacional, conforman el triángulo sobre el que se construye la trama. Celso Albelo, uno de los tenores más solicitados por los principales teatros del mundo, interpreta el papel de Fausto. El cantante canario representa su segundo título en Les Arts, tras cantar junto a Plácido Domingo en ‘Luisa Fernanda’ en la temporada 2014‑2015.
El bajo burgalés Rubén Amoretti, que ha participado durante esta temporada en ‘Don Carlo’, de Verdi, canta el papel de Mefistófeles, el diablo, rol que ya ha encarnado en las adaptaciones operísticas de Gounod y Arrigo Boito del mito de Fausto.
Cierra la terna protagonista la ‘mezzosoprano’ valenciana Silvia Tro Santafé, que hace su segunda incursión esta temporada después de cantar ‘Le cinesi’, de Gluck. Voz de referencia en el repertorio barroco y belcantista, y una de las artistas nacionales más solicitadas en el circuito operístico, da vida a Margarita.

El elenco se completa con el barítono Jorge Eleazar Álvarez, que concluye este año su formación en el Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, y canta el papel de Brander.

Junto al Cor de la Generalitat, que dirige Francesc Perales, dos formaciones corales infantiles de referencia completan el gran elenco de voces que exige la partitura de Hector Berlioz: la Escola Coral Veus Juntes de Quart de Poblet, con Roser Gabaldó y Míriam Puchades como directoras, y la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats, con Luis Garrido como director.

‘La damnation de Faust’ es el último título en la sala principal de la temporada 2017‑2018. Además del estreno el día 20, el teatro de ópera ha programado más funciones los días 20, 23, 26 y 29 de junio, y el día 1 de julio de 2018.

Mariella Devia

Roberto Abbado dirige la Orquestra de la Comunitat Valenciana en este concierto que incluye piezas orquestales de Bellini, Rossini y Verdi.

La soprano italiana, que recientemente se ha despedido de la ópera escenificada, está considerada como una de las grandes divas del género.

Mariella Devia interpreta en el Palau de les Arts sus papeles más exitosos del repertorio belcantista el próximo sábado, 2 de junio, en el Auditori.

La soprano hará un repaso por algunas de las páginas que han cimentado sus 45 años de carrera como gran estrella del género, después de su apoteósica retirada de la ópera escenificada el pasado 19 de mayo en La Fenice de Venecia con tres funciones de ‘Norma’, de Bellini.

Acompañada por la Orquestra de la Comunitat Valenciana, y dirigida por Roberto Abbado, interpretará arias como ‘Di mia vita infelice’ de ‘Tancredi’, de Rossini; ‘Casta Diva’, de ‘Norma’, de Bellini, o ‘Merce dilette amiche’ de ‘I vespri siciliani’, de Verdi, que se intercalarán con pasajes como las oberturas de ‘Semiramide’, de Rossini, o ‘Luisa Miller’, de Verdi.

Mariella Devia ha sido aclamada por la crítica y el público como una de las grandes divas por su agilidad vocal, registro agudo y dominio absoluto de la técnica, que ha exhibido en los principales teatros del circuito internacional.

Su primer encuentro con el público de Les Arts tuvo lugar en 2008 con la ‘Gala Puccini’, que Plácido Domingo dirigió con motivo del 150 aniversario del nacimiento del compositor de Lucca. Su debut operístico, no obstante, llegaría siete años después.

En 2015, la soprano de Chiusavecchia protagonizó su primera ópera en escena en València, en una nueva producción de ‘Norma’, de Bellini, a la que seguiría en 2017 otra nueva producción de ‘Lucrezia Borgia’, de Donizetti, con la que Les Arts realizó su primera incursión en la emisión de ópera en ‘streaming’.

Reconocida por su trabajo con las nuevas generaciones de intérpretes, Mariella Devia ofreció el pasado mes de abril una serie de clases magistrales de canto a los artistas de la novena promoción del Centre Plácido Domingo.

Roberto Abbado

Roberto Abbado dirige el próximo 25 de mayo la ‘Séptima’ sinfonía de Gustav Mahler con la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) en el Auditori del Palau de les Arts.

El maestro milanés, director titular de la OCV, regresa a València después de casi tres meses en el Metropolitan de Nueva York, donde ha ofrecido unas celebradas funciones de la ópera ‘Lucia di Lammermoor’, de Donizetti, con primeras divas del bel canto: Olga Peretyatko-Mariotti, Jessica Pratt y Pretty Yende.

La formación titular de Les Arts retoma con Abbado el repertorio sinfónico de Mahler. Zubin Mehta fue quien inició el ciclo en 2007 con su ‘Segunda’, conocida como “Resurrección”, y un año después Lorin Maazel escogería la cuarta sinfonía del compositor checo-austriaco para la puesta de largo del Auditori de Castelló.

En junio de 2011, la OCV, con Zubin Mehta como director musical, se desplazó hasta Granada para inaugurar el LX Festival Internacional de Música y Danza con la ‘Tercera’ y Omer Meir Wellber seleccionó en 2013 la ‘Novena’ para el ciclo de conciertos con el que se despidió de la titularidad de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.

Asimismo, en junio de 2017, Asher Fisch dirigió la ‘Sinfonía Titán’ para el debut de la OCV en el Palau de la Música de València.

La ‘Séptima sinfonía’ de Mahler es, tradicionalmente, la obra menos popular y la menos interpretada de su catálogo. No obstante, la pieza ha recuperado el interés del público gracias a grandes directores como Leonard Bernstein, Rafael Kubelik, Claudio Abbado, Klaus Tennstedt y George Solti.

Estrenada en Praga en 1908, la ‘Séptima’ consta de cuatro movimientos y está compuesta sin la participación de la voz, al igual que las dos que la preceden. Mahler, además, añadió diversos instrumentos poco convencionales dentro de una orquesta, como la guitarra o la mandolina.

Les Arts informa de que los precios de las entradas para este concierto oscilan entre los 30 y los 45 euros en función de la visibilidad de las distintas zonas del Auditori.

El maestro Abbado será, por tercer año consecutivo, el protagonista del cierre de la temporada. Además de la ‘Séptima’ de Mahler, el batuta milanés se pondrá al frente de la orquesta de Les Arts para el concierto de la legendaria soprano Mariella Devia.

‘La damnation de Faust’, de Berlioz, designada recientemente mejor espectáculo en Italia, contará también con Roberto Abbado en el foso.

Don Pasquale

ABAO-OLBE (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera) recupera por cuarta vez en su historia, más de dos décadas después de su última representación en el Coliseo Albia, Don Pasquale de Donizetti. Los próximos días 18, 21, 24 y 27 de noviembre, con el patrocinio del Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, sube a escena este título, la última de las grandes óperas bufas italianas inspirada en la commedia dell’arte que se mueve a caballo entre el pasado y el futuro.

Donizetti busca en esta ópera una crítica de las costumbres sociales como hilo conductor de la trama; para ello idea una comedia centrada en cuatro personajes: el dominante, necio y cascarrabias Don Pasquale, los enamorados: el ingenuo Ernesto y la astuta Norina, y el Doctor Malatesta en el tradicional papel de mediador y cómplice de intrigas. Se trata de una comedia distinguida, bien articulada, llena de emoción y sentimiento en la que se suceden escenas cómicas y líricas, extravagantes y tiernas, críticas y entrañables con una elegante combinación de arias, dúos y números de conjunto. Para dar vida a los protagonistas de este título que han de tener unas voces de altura y buenas facultades escénicas para interpretar con naturalidad y elegancia sin caer en el esperpento o la caricatura, ABAO-OLBE ha reunido a un elenco encabezado por el bajo-barítono Carlos Chausson, quien regresa a Bilbao para dar voz a ‘Don Pasquale’, un papel que bisó en la última representación en 1995 en el Coliseo Albia. Completan el reparto la soprano Jessica Pratt como ‘Norina’, el debut del joven tenor lírico Santiago Ballerini como ‘Ernesto’, el barítono Javier Franco como ‘Dottor Malatesta’ y Javier Campo como ‘Notario’

La parte musical está a cargo del maestro Roberto Abbado, esperado debut en ABAO de una de las batutas más solicitadas del panorama internacional quien dirigió a Alfredo Kraus como ‘Ernesto’ en Don Pasquale en la Scala de Milán y una grabación de este título para Sony considerada como referencia absoluta. Abbado ha calificado Don Pasquale como “la obra más equilibrada y perfecta de Donizetti”. La parte coral es una vez más tarea del Coro de Ópera de Bilbao, con Boris Dujin al frente.

En el escenario una impresionante producción proveniente del Maggio Musicale Fiorentino  concebida por Jonathan Miller que recrea una gigantesca casa de muñecas alemana de finales del siglo XVII, con espacios compartimentados en una solución escénica de grandes dimensiones, ocurrente, ingeniosa, original y llena de movimiento. Destaca igualmente por la gran profusión de detalles, atrezzo y rico vestuario de época ideado por Isabella Bywater.

27 de noviembre, clausura de FAIR SATURDAY 2017

La representación de Don Pasquale del 27 de noviembre, acoge el acto de clausura de la tercera edición de Fair Saturday, un día para cambiar el mundo a través de la cultura. ABAO-OLBE, como entidad impulsora de este movimiento, colabora en esta ocasión con una acción especial dirigida a los jóvenes de hasta 25 años que podrán asistir a la representación con una tarifa única de 15€. ABAO-OLBE cederá la recaudación de estas entradas solidarias a la obra social de Fundación ADSIS.

Fundación ADSIS

Fundación Adsis es una entidad sin ánimo de lucro que desde hace más de 50 años lucha para construir una sociedad más justa, solidaria e inclusiva. Trabajan desde la cercanía y el acompañamiento, comprometidos con las personas más vulnerables para que logren desarrollar sus proyectos de vida. Anualmente atienden a más de 22.000 personas a través de 7 programas de acción social en 12 provincias. Además, sus programas de cooperación al desarrollo y comercio justo apoyan a más de 150.000 personas (entre población directa e indirecta) en tres países de América Latina.

ABAO-OLBE comparte con Fundación ADSIS el objetivo de trabajar por una sociedad más justa y participativa y contribuye con esta acción a favorecer la inclusión social a través de la cultura y la ópera, para cambiar desigualdad por oportunidad.

Conferencia sobre “Don Pasquale”

Con el fin de analizar, con carácter previo al estreno, los aspectos más relevantes de esta ópera de Donizetti, ABAO-OLBE ha organizado una conferencia, de entrada libre hasta completar aforo, para el viernes 17 de noviembre en el Auditorio del Museo de Bellas Artes (entrada por la puerta Chillida) a las 19.15 horas. En esta ocasión será Álvaro del Amo,  Licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid, y en Dirección por la Escuela Oficial de Cinematografía. Colabora como crítico teatral y cinematográfico en las más importantes revistas culturales y periódicos españoles y como crítico de ópera en el diario El Mundo. Narrador, autor de libros de relatos, ensayista y dramaturgo, considerado en este último género como integrante de la corriente del vanguardismo formal, es también muy conocido en sus facetas de guionista cinematográfico (en corto y largometrajes) y director teatral y de cine. Como narrador, se inicia con Mutis (1980). Otras obras suyas son Libreto (1985), Contagio (1991), La historia más triste (premio Herralde 1991) El horror (finalista premio Herralde 1993), Incandescencia (1998) y Los melómanos (2000). Fue también guionista de la película “Amantes”, de Vicente Aranda.

Roberto Abbado

El director de orquesta milanés Roberto Abbado, una de las batutas más solicitadas del panorama musical internacional, se subirá al pódium del emblemático Palacio Euskalduna, en su debut en la nueva temporada 2017/2018 de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE). El famoso director italiano se pondrá al frente de la Euskadiko Orkestra Sinfonikoa y el Coro de la Ópera de Bilbao, para dirigir la conocida y genial ópera bufa de Gaetano Donizetti, Don Pasquale, que regresa a Bilbao después de su última representación en 1995.

Tras su extraordinario éxito en la inauguración del pasado Festival Rossini de Pésaro al frente de la Orchestra Sinfonica Nazionale della Rai con la tragedia lírica Le Siège de Corinthe, el maestro Roberto Abbado, actual codirector titular del Palau de les Arts de Valencia y el nuevo director musical del Festival Verdi de Parma (cargo que desempeñará a partir de 2018), dirigirá el próximo 18 de noviembre “la obra más equilibrada y perfecta de Donizetti”, en palabras del propio director italiano. Jonathan Miller, firma esta impresionante producción del Maggio Musicale Fiorentino, que recrea una gigantesca casa de muñecas alemana a finales del siglo XVIII. El elenco vocal estará encabezado por el bajo-barítono Carlos Chausson (Don Pasquale), la soprano Jessica Pratt (Norina) y el tenor Santiago Ballerini (Ernesto). Habrá funciones los días 21, 24 y 27 de noviembre.

Más información

Palau Les Arts

El Palau de les Arts comercializa hasta el próximo domingo, 24 de septiembre, los nuevos abonos para la temporada 2017-2018 a través de su página web o de forma presencial en las taquillas.

Les Arts ofrece para el próximo curso siete turnos de abono que combinan cinco títulos de ópera en la Sala Principal -‘Don Carlo’, ‘Peter Grimes’, ‘Il corsaro’, ‘Tosca’ y ‘La damnation de Faust’-, junto con los espectáculos en el Auditori como la ópera en concierto ‘La clemenza di Tito’, el monográfico de Wagner que dirigirá Henrik Nánási, el treinta aniversario del Cor de la Generalitat con Plácido Domingo en el podio, la Séptima de Mahler bajo la dirección de Roberto Abbado, o el concierto que protagonizará la gran dama del bel canto Mariella Devia.

Los precios oscilan entre los 648 euros del pase de Turno A en zona de visibilidad 1 y los 219,30 euros de los formatos más económicos, en zona de visibilidad 4, en el turno F. El abono de Les Arts incluye un descuento del 15% sobre el precio original de las localidades si se abona en un único pago, o de un 10% si se fracciona.

Además, el centro de artes mantiene por segundo año los abonos Mentor-Neo, que ofrecen un descuento añadido del 5 % a los titulares (mentor) que apadrinen a un joven abonado (neo) menor de treinta años y titular del Carnet Jove, que se beneficiará de un descuento del 60 %. En este sentido, el centro de artes recuerda que los abonos Neo están limitados a un máximo de veinte localidades por turno de abono, y que sus titulares sólo podrán renovarlo una temporada adicional siempre y cuando se mantengan en los límites de edad estipulados.

Los titulares del abono de Les Arts disfrutan de una serie de descuentos y promociones añadidas en la compra de productos y servicios del teatro, además de una atención personalizada en las taquillas, periodos de venta preferente para los espectáculos propios del centro operístico, tarifa plana para las instalaciones del aparcamiento de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, así como un 10 % de descuento en el restaurante Contrapunto.

Daniella Barcellona y Jessica Pratt en Tancredi

El valenciano Palau de Les Arts, ha cerrado brillantemente la temporada con cinco representaciones del rossiniano Tancredi, que han reunido un magnífico elenco vocal encabezado por Daniela Barcellona como Tancredi y Jessica Pratt en el papel de Amenaide, junto a la excelente prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana dirigida por Roberto Abbado. También, cabe señalar la interesante propuesta escénica de Emilio Sagi. Curiosamente, y siendo las representaciones de mayor calidad que han podido verse durante toda la temporada, la asistencia del público no ha sido masiva, pudiendo contemplarse bastantes huecos en el aforo del teatro valenciano. Eso sí, el público asistente aplaudió con gran fuerza las magníficas prestaciones de cantantes y orquesta.

Gioachino Antonio Rossini (Pesaro, 1792 – París, 1868) muy pronto se sintió atraído por la ópera. En 1810, con solo dieciocho años, estrenó en el Teatro Samuele de Venecia su primer trabajo importante La cambiale di matrimonio, al que seguirá al año siguiente L’ equivoco stravagante. Obtendrá su primer gran éxito con La pietra del Paragone estrenada en el Teatro alla Scala de Milán, en 1812, convirtiéndose en un compositor tremendamente prolífico, ya que antes de finalizar ese año, había estrenado dos nuevas óperas: La Scala di seta y L’ocasione fa il ladro. Sorprende la capacidad de Rossini para componer paralelamente, en un escaso período de tiempo, una comedia como Il Signor Bruschino, y Tancredi (su primera ópera seria) ambas estrenadas en Venecia respectivamente el 27 de enero y 6 de febrero de 1813. El éxito de las obras cómicas de Rossini, puede ocultar su gran importancia como compositor de óperas serias. Grandes títulos como L’italiana in Algeri (1813), Il turco in Italia (1814), Il Barbieri di Seviglia (1816) o La Cenerentola (1817), sumieron en un flagrante olvido las óperas serias que compuso en su período napolitano, entre 1815 y 1823. En títulos dramáticos como Otello (1816) y La donna del lago (1819), renunció al heroísmo neoclásico, para dejarse ganar por el clima romántico, que estaba comenzando a nacer. Rossini concluyó esa brillante etapa, en 1823, con el estreno de Semiramide, última de sus treinta y cuatro óperas italianas, partiendo ese mismo año hacia Francia, donde seguirá componiendo comedias como Il viaggio a Reims (1825) y Le Comte Ory (1828), títulos dramáticos como Le siege de Corinthe (1826), Moïse et Pharaon (1827); y, sobre todo, su monumental Guillaume Tell (1829), que sienta las bases del melodrama romántico, y con el que concluyó su ciclo operístico cuando solo tenía treinta y siete años.

Tancredi fue compuesta por Rossini en diciembre de 1812 y enero de 1813, con libreto de Gaetano Rossi a partir de la obra teatral Tancrède de Voltaire. El estreno tuvo lugar el 6 de febrero de 1813 en el Teatro la Fenice de Venecia, y la ópera concluía con un final feliz. El 20 de marzo de ese mismo año, Rossini estrenó en Ferrara una versión revisada que incluía diferentes cambios, siendo el más significativo un nuevo final de carácter trágico, cuyo texto fue escrito por el poeta Luigi Lechi. Este final no gustó al público, y Rossini elaboró una nueva versión, estrenada en Milán, en diciembre de 1813, que sintetizaba las ofrecidas en Venecia y Ferrara, con la inclusión del final feliz. Durante veinte años, hasta 1833, la ópera fue representada con cierta asiduidad, cayendo posteriormente en el más absoluto de los olvidos. La partitura y texto del final trágico llegó a desaparecer, siendo descubierto por el musicólogo Philip Gossett, quien elaboró una edición crítica, en 1976, a partir de la versión estrenada en diciembre de 1813, pero concluida con el final trágico de Ferrara. La recuperación definitiva de esta ópera se produjo cuando esa edición crítica se estrenó en La Ópera de Houston (Texas), en 1977, con la participación como Tancredi de la gran mezzo norteamericana Marilyn Horne, quien se convertirá en la gran avalista de esta ópera, que interpretó durante más de una década en diferentes teatros de todo el mundo, habiéndonos legado hasta ocho grabaciones en directo, entre ellas la toma en video realizada en el Teatro del Liceu de Barcelona, en 1989. La mezzo Daniela Barcellona interpretó Tancredi por primera vez en el Festival de Pesaro de 1999, convirtiéndose desde entonces en un Tancredi referencial. Ello se pone de manifiesto en diferentes tomas en audio y video, sobre todo el DVD comercializado por TDK, de unas funciones que tuvieron lugar en el Teatro Comunale de Florencia, en octubre de 2005, junto a uno de los grandes interpretes de Argirio: el tenor argentino Raúl Giménez. En España, Daniela Barcelona ha interpretado Tancredi en bastantes ocasiones: La Coruña (2003), Oviedo (2004), Teatro Real de Madrid (2007), Teatro de La Maestranza de Sevilla (2009), y ahora en las recientes funciones que han tenido lugar en el Palau de Les Arts, donde se ha representado la versión crítica de Philip Gossett con el final trágico de Ferrara.

El Tancredi representado en Valencia es una coproducción de la Ópera de Lausanne y el Teatro Municipal de Santiago de Chile, con dirección escénica de Emilio Sagi, trasladando la acción del Siglo XI, en la época de Las Cruzadas, al siglo XIX, en el período italiano del Risorgimento. La acción comienza en el gran salón de un palacio, con columnas de mármol y grandes ventanales con bellas vidrieras policromadas, donde muchos comensales se reúnen alrededor de una gran mesa, ataviados con vistosos y recargados uniformes diseñados por Pepa Ojanguren, habitual colaboradora de Emilio Sagi. Ese mismo escenario se va transformando, mediante rápidos desplazamientos de sus paredes y una cambiante iluminación, en diferentes espacios escénicos: el reducido e intimista donde se desarrolla el dúo de Tancredi y Amenaide del Acto I, ya en el Acto II, se convierte en el elegante despacho de Argirio o en la cárcel donde recluyen a Amenaide.

En algún momento, a la búsqueda de un esteticista impacto visual, el planteamiento escénico resulta fallido, como en la secuencia de la batalla, en el Acto II, acotada en un espacio cuyo fondo es un panel donde están ensamblados muchos pequeños espejos, la oscuridad escénica solo es alterada por los focos de las linternas que portan figurantes y que se reflejan en los espejos, molestando seriamente a los espectadores. Resulta atractiva la escena final de la ópera donde puede verse un gran monumento funerario que en cuya base se produce la muerte de Tancredi en brazos de Amenaide. Señalar la falta de idoneidad del traje militar que porta Tancredi, encorsetando sus movimientos escénicos. Si exceptuamos la escena de las linternas deslumbradoras, resulta bastante apropiado el diseño de iluminación realizado por Eduardo Bravo, creando adecuados ambientes escénicos siempre en consonancia con el desarrollo de la acción.

Excelente dirección de Roberto Abbado, quien consigue una alta prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana. El maestro Abbado conoce muy bien esta partitura, habiéndola dirigido en bastantes ocasiones, pudiéndose escuchar una magnífica grabación de estudio realizada por RCA, en 1995, donde dirigía a la Müncher Rundfunk Orchestra, con Vesselina Kasarova como Tancredi, la Amenaide de Eva Mei y el excelente Argirio de Ramon Vargas, exhibiendo una voz de gran belleza. Esta versión discográfica contiene los dos finales y el aria alternativa de Amenaide “Ah, se pur morir degg’io” que Rossini compuso para la versión de Ferrara.

Roberto Abbado se presentó con el brazo derecho inmovilizado por una lesión, lo que aún hizo más meritoria su labor directorial, que ya se puso de manifiesto desde la misma obertura (idéntica a la de otra ópera anterior de Rossini: La pietra del paragone) en cuya primera sección de corte claramente mozartiano, brillaron metales y maderas; y, una segunda sección, dominada por un reiterado crescendo orquestal, típicamente rossiniano, que se va alternando con la interpretación de una graciosa melodía donde destacan las intervenciones del violonchelo en conjunción con la flauta, fagot y toda la cuerda. Magnífico el sonido del preludio orquestal que introduce la gran escena de Tancredi del Acto I, con el continuo sonido de la cuerda grave acompañando a violines y maderas, junto a las lucidas intervenciones del oboe solista. Destacar el acompañamiento en el gran dúo de Amenaide y Tancredi en el Acto I, que finaliza con una brillante coda. También, la actuación orquestal en el final del Acto I: sexteto y concertante conclusivo. Ya, en el Acto II, resultó excelente la prestación del clarinete solista en el transcurso del aria de Isaura, seguida de la brillante ejecución de la música, de fuerte aliento sinfónico, que precede y acompaña el recitativo de Amenaide “Di mia vita infelice”. Muy bella la introducción y acompañamiento orquestal del aria de Roggiero en el Acto II. Resaltar el etéreo y tenue sonido camerístico de la cuerda, que acompaña la escena de la muerte de Tancredi. En los numerosos recitativos que contiene esta ópera, cabe destacar la excelente prestación del bajo continuo compuesto por pianoforte (José Ramón Martín), violonchelo (Rafal Jezierski) y contrabajo (David Molina). Buena labor concertante de Roberto Abbado siempre pendiente de las voces.

La gran mezzo triestina Daniela Barcellona ha hecho de Tancredi su papel más paradigmático, aportando su precisa vocalidad belcantista, gran interpretación dramática y una presencia escénica totalmente identificada con el personaje. Ya, resulta brillante su entrada escénica con la interpretación del recitativo “Oh patria, dolce e ingrata Patria”, que inicia con una mezza di voce, y donde exhibe una depurada línea de canto llena de expresividad, con excelentes regulaciones del sonido. El recitativo enlaza con el arioso “Tu che accendi questo core” para concluir con el famosísimo “Di tanti palpiti”, interpretado en el más puro estilo belcantista, ejecutando con maestría las pertinentes variaciones en la repetición iniciada con la frase “Sarà felice”, donde muestra su dominio de las agilidades, junto a unos agudos muy bien emitidos. Ya, en el Acto II, realiza una gran interpretación de la cavatina “Ah, che scordar non son” con la reiterada frase “L’adoro ancor” cada vez expresada con diferentes matices. Realiza una gran interpretación vocal y dramática del aria-rondó “Perché turbar la calma”, con una primera sección lenta, llena de tristes acentos, que deriva a otra mucho más rápida, iniciada con la agresiva frase “Traditrice! Io t’abbandono”, donde muestra su gran dominio de las agilidades con puntuales y precisas subidas al agudo. Se suceden esos cambios de ritmo lento-rápido, en un continuo crescendo, para concluir el aria con la heroica y reiterada frase “Al campo, al campo a trionfar” insertando poderosos agudos magníficamente emitidos. En un registro totalmente diferente, ya a punto de morir, dota de patéticos acentos el recitativo-aria “Oh Dio, lasciarte io deggio….Amenaide, serbami tua fe” conclusivo de la ópera.

Gran interpretación como Amenaide de la soprano Jessica Pratt, en posesión de una voz de atractivo timbre, bien proyectada, con dominio del canto legato, excelentes regulaciones de sonido y un absoluto dominio de la coloratura: trinos, escalas, notas picadas, junto a agudos y sobreagudos muy bien emitidos. También, cabe destacar su magnífica actuación escénica. Todo ello, ya se pone de manifiesto en su cavatina inicial “Come dolce all’alma mia” . En el Acto II, dota de gran lirismo su recitativo-aria “Di mia vita infelice…..No, che il morir non è”, con melancólicos acentos y excelente capacidad para las medias voces y las regulaciones de sonido, emitiendo bellas notas en pianissimi. Sus momentos más brillantes se producen en el recitativo-aria “Gran Dio!…..Giusto Dio che umile adoro” donde en recitativo y primera parte del aria, muestra una depurada línea de canto llena de expresividad, emitiendo preciosos filados, apianando la voz incluso en las notas agudas. Ya, en la segunda parte del aria, donde la música retoma el crescendo de la obertura, puede constatarse la capacidad de la cantante para la coloratura, emitiendo notas picadas con verdadera precisión, subiendo con facilidad al agudo y sobreagudo y finalizando el aria con un impresionante Mi5.

De calidad extrema resultan los dos dúos interpretados de Pratt y Barcellona, especialmente la sección central del segundo “Ah, come mai quell’anima”, con acompañamiento de la cuerda en pizzicato.

El personaje de Argirio es interpretado por el tenor chino Yijie Shi, magnífico cantante rossiniano, a pesar de su poco atractivo timbre. Durante sus numerosas intervenciones mostró un elegante fraseo y excelente ejecución de las agilidades. Especialmente brillante resultó su interpretación del recitativo-aria “Oddio crudel! Qual nome….Ah! segnar invano io tento”, ofreciendo en el recitativo, un canto lleno de expresividad; y, en el aria, momentos meditativos apianando la voz, junto a otros de auténtico canto de bravura con brillantes subidas al agudo y sobreagudo. Muy bien en su dúo con Tancredi del Acto II.

El bajo Pietro Spagnoli, tiene una voz en exceso lírica para el papel de Orbazzano y su interpretación no pasó de discreta, a pesar de tener verdaderas oportunidades de lucimiento, ya que en esta versión de Tancredi se inserta el aria “Alle voci della gloria” (inmediatamente antes del dúo de Tancredi y Argirio del Acto II) que habitualmente es omitida. En el papel de Isaura, la mezzo Martina Belli mostró una voz grande aunque un tanto gutural, con buen dominio de las agilidades, en la interpretación de su aria “Tu che i miseri conforti” del Acto II. La joven soprano Rita Marqués perteneciente al Centro de perfeccionamiento Plácido Domingo, se lució en su aria “Torni alfin ridente”. Excelentes los números de conjunto que cierran el Acto I, sobre todo el concertante final. Magnífica actuación del Coro de la Generalitat Valenciana (en este caso solo voces masculinas) en sus numerosas intervenciones, destacando su interpretación en el Acto II del Coro di Saraceni: “Regna il terror nella citta”.

Estas funciones de Tancredi estuvieron dedicadas a la memoria del director de orquesta y musicólogo Alberto Zedda, fallecido el pasado mes de marzo, cuya labor ha sido esencial en la recuperación de toda la obra rossiniana.

 

Tancredi

El Palau de les Arts Reina Sofía cierra la temporada lírica con su primera incursión en la ópera seria de Gioachino Rossini, ‘Tancredi’, que se estrenará el próximo viernes, 23 de junio en la Sala Principal.

El intendente de Les Arts, Davide Livermore, ha presentado este título hoy en conferencia de prensa junto con Roberto Abbado, director musical; Emilio Sagi, director de escena; la mezzosoprano Daniela Barcellona (Tancredi); la soprano Jessica Pratt (Amenaide); el tenor Yijie Shi (Argirio); y el barítono Pietro Spagnoli (Orbazzano).

El también director artístico del teatro de ópera ha recordado que se dedicarán las representaciones de ‘Tancredi’ a la memoria de Alberto Zedda, máxima autoridad en la obra del compositor de Pésaro, que ejerció, además, de primer director artístico del Centre Plácido Domingo:

“Qué mejor homenaje podemos rendirle, que ofrecer un Rossini con los mejores mimbres artísticos que se pueden encontrar en el panorama operístico actual, a la altura de su Rossini Opera Festival de Pésaro o de los mejores teatros del mundo”, ha explicado Livermore.

Roberto Abbado, por segundo año consecutivo, cierra la oferta de Les Arts con este título, que compagina con el concierto que dirigirá en el Palau de la Música con la soprano Anna Caterina Antonacci y la Orquestra de la Comunitat Valenciana el día 30 de junio.

Según destaca el maestro milanés: “Rossini ha sido el compositor de ópera más grande de su tiempo, con gran influencia no sólo en la ópera italiana sino también en la francesa. Lo más fascinante es el desarrollo innovador, no hay otro italiano que haya empujado la ópera hacia adelante como él, era como si tuviese un telescopio para mirar el futuro”.

“Siempre utiliza -continúa el director- un idioma muy típico y reconocible, por eso la dificultad como intérpretes es que debemos saber distinguir para hacer que ese mismo idioma funcione de forma distinta en una ópera seria o en una ópera bufa”.

Sobre los diferentes finales, Roberto Abbado matiza que de los tres que existen: Venecia, Ferrara y una versión milanesa con otros personajes, el final trágico (Ferrara, marzo 1813) que se verá en Les Arts, corresponde “según mi visión al ideal de ‘Tancredi’ que Rossini había pensado, además de ser muy innovador porque en él la música se va desintegrando para terminar en silencio”.

Se trata de la séptima puesta en escena que Emilio Sagi presenta en el enclave cultural valenciano tras sus celebradas propuestas para ópera española y zarzuela: ‘La Bruja’ y ‘El rey que rabió’, ambas de Ruperto Chapí; ‘Luisa Fernanda’, de Moreno Torroba; ‘El dúo de ‘La Africana’, de Fernández Caballero, ‘Katiuska’, de Pablo Sorozábal y ‘Lucrezia Borgia’, de Donizetti.

El montaje, coproducido por la Opéra de Lausanne y el Teatro Municipal de Santiago de Chile, cuenta con escenografía de Daniel Bianco, vestuario de Pepa Ojanguren e iluminación de Eduardo Bravo.

El reputado director de escena ovetense emplea una estética “inspirada en los principios del siglo XX, pero con un corte atemporal” para “ganar en credibilidad y dar una imagen menos acartonada del libreto”. “La música de Rossini -apunta- es universal y moderna también, por eso funciona hacer un montaje alejado de la narración original palabra por palabra, que no es otra cosa que una historia de caballeros y héroes”.

Daniela Barcellona, voz rossiniana de referencia, regresa a Les Arts con uno de sus papeles fetiche, Tancredi, que le ha acompañado toda su carrera desde su debut en Pésaro en 1999. Se trata de su tercera actuación en el centro operístico, tras cantar en la Gala Puccini bajo la batuta de Plácido Domingo en 2008, encarnar a Didon en ‘Les Troyens’, con Valery Gergiev, en 2009, y presentar por primera vez el rol de Amneris en ‘Aida’ en 2010.

“Para mí, Tancredi es un rol muy significativo, porque ha sido el papel que ha hecho toda mi carrera. Cuando lo debuté sabía que suponía una gran responsabilidad, ya que antes de mí lo había cantado Lucia Valentini Terrani. Como personaje, lo sigo amando muchísimo, es poético y muy positivo, tanto que pese a que piensa que Amenaide no lo ama, se bate por ella”, subraya la mezzosoprano italiana.

Jessica Pratt interpreta a Amenaide, su primer papel en Valencia. La soprano, nacida en Inglaterra pero criada en Australia, es una de las voces con mayor presencia en la escena internacional. Desde su debut en 2007 como ‘Lucia di Lammermoor’, su nombre es imprescindible en las grandes producciones de bel canto en Europa y Estados Unidos, que le ha llevado a conseguir numerosos galardones en todo el mundo.

“Tancredi’ -añade Jessica Pratt- fue la primera ópera de Rossini que vi en Italia y también la que me hizo enamorarme del bel canto. Amenaide es un papel muy interesante tanto escénica como musicalmente. La música es increíblemente hermosa, aunque también supone un reto porque tiene mucho que cantar: dos duetos, tres escenas y el final primero… Físicamente es muy exigente, pero yo adoro los desafíos”.

En el apartado masculino, Les Arts cuenta con otras dos figuras de contrastado prestigio que también hacen su primera incursión en el centro operístico valenciano: Yijie Shi (Argirio) y Pietro Spagnoli (Orbazzano).

El tenor chino Yijie Shi está en primera línea de la escena operística después de ser la revelación en el Rossini Opera Festival de 2008 con el papel de Cavalier Belfiore en ‘Il viaggio a Reims’, al que siguió un sonado éxito por el papel protagonista en ‘Le comte Ory’ en 2009.

Pese a su juventud, Yijie Shi cuenta ya con el reconocimiento de los teatros de ópera más prestigiosos como el Metropolitan de Nueva York, la Ópera de San Francisco, el Théâtre des Champs Élysées de París, la Accademia Nazionale di Santa Cecilia en Roma, el Maggio Musicale Fiorentino, el Rossini Opera Festival de Pésaro, la Deutsche Oper de Berlín o La Fenice de Venecia, y ha trabajado con directores como Roberto Abbado, Zubin Mehta, Kent Nagano y Alberto Zedda.

Nacido en Roma, el barítono Pietro Spanogli es uno de los intérpretes de referencia en el repertorio de Donizetti, Mozart y Rossini gracias a papeles como Figaro y Conte Almaviva en ‘Le nozze di Figaro’; el rol protagonista en ‘Don Giovanni’; Guglielmo y Don Alfonso en ‘Così fan tutte’; Dandini y Don Magnifico en ‘La Cenerentola’: Belcore y Dulcamara en ‘L’elisir d’amore’; Sulpice en ‘La fille du regiment’ o Malatesta en ‘Don Pasquale’.

Cierran el elenco de ‘Tancredi’, la emergente mezzosoprano Martina Belli (Isaura) y la soprano del Centre Plácido Domingo Rita Marques (Roggiero).

‘Tancredi’ es un ‘melodrama heroico’ en dos actos con libreto en italiano de Gaetano Rossi, que fue representado por primera vez en el teatro La Fenice de Venecia el 6 de febrero 1813. El texto está basado en la tragedia ‘Tancréde’, que escribió Voltaire en 1759.

Además del día 23, Les Arts ha programado otras representaciones de la ópera de Rossini los días 25, 27 y 29 de junio además de una última función el 1 de julio.

Daniela Barcellona

Aclamada en los más célebres teatros operísticos como la gran intérprete de Rossini, Daniela Barcellona es, desde hace años, una de las cantantes más codiciadas de la escena internacional. Sus dotes interpretativas y su virtuosismo vocal han sido ovacionados en todo el mundo y su presencia es habitual en los más famosos festivales y escenarios líricos: Salzburgo, BBC Proms, Metropolitan Opera House de Nueva York, Bayerische Staatsoper de Munich, Deutsche Oper de Berlín, Semperoper Dresden, Royal Opera House, Opéra national de París, Staatsoper de Viena… Desde el próximo 23 de junio, y hasta el 1 de julio, interpretará en el Palau de les Arts de Valencia su famoso rol protagónico en Tancredi de Gioachino Rossini.

Considerada por crítica y público como la mejor Tancredi de la actualidad, Daniela Barcellona debutó en el rol de Tancredi en 1999, en el Rossini Opera Festival de Pésaro, convirtiéndose, de inmediato, en la estrella favorita del más famoso festival rossiniano.

En el extraordinario currículum de la multipremiada mezzo italiana, figuran los directores más prestigiosos de la escena internacional: Claudio Abbado, Alberto Zedda, Sir Colin Davis, James Levine, Riccardo Muti, Georges Prêtre, Roberto Abbado, Riccardo Chailly, Bruno Campanella, Kent Nagano, Daniel Barenboim o Valery Gergiev, entre otros.

Daniela Barcellona regresa al escenario de les Arts, con el maestro Roberto Abbado como director musical y la producción firmada por Emilio Sagi para la Ópera de Lausanne y el Teatro Municipal de Santiago de Chile. La soprano Jessica Pratt (Amenaide), el tenor Yijie Shi (Argirio) y el barítono Pietro Spagnoli (Orbazzano) completan el reparto de esta ópera seria de Rossini, que clausura la temporada del coliseo valenciano.

Jessica Pratt

Es uno de los pocos escenarios españoles en los que todavía no había debutado en ópera escenificada, ya que la soprano australiana Jessica Pratt, sin duda una de las intérpretes más importantes del panorama internacional –aclamada por la crítica como la digna sucesora de la gran Joan Sutherland–, se ha ido presentando paulatinamente, y siempre con éxito en las grandes plazas líricas del país. Lo mismo sucede en París, Nueva York, Londres o Milán, donde también la han aplaudido. Y después del reciente triunfo en Las Palmas como Marie en La fille du régiment, ahora le toca el turno al Palau de Les Arts de Valencia, teatro en el que debutará en una ópera escenificada en el difícil papel de Amenaide de la ópera Tancredi, de Rossini, en una coproducción entre la Opéra de Lausanne y el Teatro Municipal de Santiago de Chile con dirección de escena del español Emilio Sagi y que para la ocasión contará con la batuta de Roberto Abbado (los dias 23, 25, 27, 29 de junio y 1 de julio).

Tras una intensa temporada en la que ha paseado algunos de sus personajes más emblemáticos como Semiramide (Semiramide, Ópera de Florencia), Rosmonda (Rosmonda d’Inghilterra, Florencia y Teatro Donizetti de Bérgamo), Reina de la Noche (La flauta mágica, Metropolitan Opera, Nueva York), o Gilda (Rigoletto, Ópera de Oviedo), Jessica Pratt cantará en mayo La Sonnambula (Victorian Opera, Melbourne), I Puritani (Müpa, Budapest), Le Comte Ory (Klangvokal Musikfestival, Dortmund) antes de viajar en junio a Valencia.

En los próximos meses le esperan los roles protagonistas de I Puritani (Festival de Savonlinna en la visita del Teatro Real de Madrid al certamen finlandés), Lucia di Lammermoor (Théâtre des Champs Elysées, París), su regreso a España con Don Pasquale (ABAO-OLBE, Bilbao) y L’elisir d’amore (Liceu de Barcelona) y su esperada vuelta a Nueva York con Lucia di Lammermoor (Metropolitan Opera).

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Abbado

El Teatro Regio de Parma ha nombrado al maestro Roberto Abbado, actual co-director musical del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, como nuevo Director musical del Festival Verdi de Parma para los próximos tres años. El director milanés, reconocido experto en el repertorio verdiano, ocupará el cargo a partir de 2018, y será el encargado de dirigir la ópera inaugural. Trabajará, además, conjuntamente con el comité científico del festival, dirigido por el prestigioso musicólogo Francesco Izzo.

“Me siento feliz y honorado de asumir el cargo de Director musical del Festival Verdi de Parma – señala el maestro Roberto Abbado. Giuseppe Verdi es un compositor que me ha acompañado desde el inicio de mi carrera artística y representa para todos la cima de la ópera italiana. Una excelencia que todo el mundo nos reconoce y con la que nos identifica. El Festival Verdi, gracias al trabajo de la nueva gestión y la renovada programación, ocupa un lugar de relieve entre las propuestas musicales internacionales. Por este motivo, me entusiasma especialmente comenzar esta nueva etapa, en un teatro con una historia tan prestigiosa, que, además,  cuenta con un público que siempre se ha caracterizado por su gran conocimiento y atención a los intérpretes, y que ha contribuido a marcar las líneas interpretativas del repertorio verdiano”, concluye Abbado.

El Comitato scientifico para el Festival Verdi está dirigido por el Prof. Francesco Izzo, director del Dpto. de Música de la Universidad de Southampton, y está compuesto por  Francesca Calciolari, doctora en musicología de la Università degli Studi di Pavia y representante de la Casa Ricordi; Damien Colas, director de investigación en el Centre National de la Recherche Scientifique y del Institut de Recherche en Musicologie de París; Alessandra Carlotta Pellegrini, directora científica del Istituto Nazionale di Studi Verdiani y miembro de la Commissione per l’Edizione dei Carteggi e dei Documenti Verdiani; Alessandro Roccatagliati, profesor de musicología e historia de la música en la Università di Ferrara, y miembro italiano del comité científico de VerdiPerspektiven.

Este comité científico actuará como órgano consultivo, con el  objetivo de favorecer el diálogo entre el ámbito de la investigación musicológica y la producción y ejecución de las composiciones verdianas en el Festival Verdi de Parma, apoyando, a su vez, la selección de la programación del amplio repertorio verdiano, con escrupuloso criterio musicológico.

Fotografía: Zagnoli

I Vespri Siciliani

El Palau de les Arst, ha iniciado su nueva temporada con I Vespri Siciliani, una ópera verdiana de auténtico atractivo, aunque poco conocida por el gran público, ya que se representa en contadas ocasiones. Solamente, su magnífica obertura suele incluirse como pieza de concierto. Por tanto, para el coliseo valenciano resultaba todo un reto representar una ópera como esta, sobre todo, por sus grandes demandas en el plano vocal.

Después del éxito de la llamada “Trilogía popular” constituida por Rigoletto de 1851, junto a Il Trovatore y La Traviata ambas estrenadas en 1853, Giuseppe Verdi comienza a replantearse su carrera, con la intención de ralentizar sus labores creativas que entre 1839 y 1953, habían producido dieciocho óperas, casi todas ellas marcadas por las premuras, al tener que componer a gran velocidad -en ocasiones dos óperas en un mismo año- para satisfacer las demandas de los teatros.

El compositor de Busetto decide ofrecer menos cantidad y más calidad, fruto de un trabajo más reposado, con la elección de atractivos textos, junto a una música más trabajada y una orquestación de mayor complejidad y sofisticación. Esta nueva etapa va a iniciarse con la composición de Les Vêpres Siciliennes (Las Vísperas Sicilianas) encargo de la Ópera de París.

Verdi llegó a la capital francesa en la primavera de 1854, comenzando la búsqueda de un texto que tuviera atractivo y auténtica fuerza dramática.

Sin embargo, temeroso de no acertar en los gustos del público francés, no eligió el tema, sino que se lo encargó a Eugene Scribe, famoso libretista muy relacionado con la ópera parisina, quien propuso a Verdi como argumento un hecho tuvo lugar en Sicilia, concretamente en su capital Palermo, en 1282, durante la ocupación francesa de la isla y en los prolegómenos de una sublevación del pueblo siciliano, apoyada militar y financieramente por Pedro III de Aragón, enfrentado abiertamente al rey francés Carlo I de Anjou.

Verdi dedicó casi un año a la composición de su nueva ópera, cuya estructura era la típica de “Grand Ópera” con sus cinco actos y un atractivo ballet de ciertas proporciones llamado “Las cuatro estaciones”, insertado en el Acto III. Finalmente, Les Vêpres Siciliennes se estreno en La Gran Ópera de París, en una “soirée de gala” el 13 de junio de 1855, coincidiendo con los festejos de la Exposición Universal que se estaba desarrollando en la capital francesa. El libreto original escrito en francés fue traducida al italiano por Arnaldo Fusinato, y esta nueva versión con el título I Vespri Siciliani, se estrenó en el Teatro alla Scala de Milán, el 4 de febrero de 1856. Durante años posteriores, la ópera en su versión italiana tuvo cierto recorrido a nivel internacional, para caer en el más absoluto de los olvidos.

Su recuperación se produjo en 1951, año del cincuenta aniversario de la muerte de Verdi, con una producción estrenada en el Maggio Musicale Fiorentino, dirigida musicalmente por el gran Erich Kleiber, que contaba con la imponente creación de María Callas como la Duquesa Elena, junto a otro extraordinario interprete, el bajo búlgaro Boris Christoff en papel de Giovanni da Procida, el cuarteto protagonista se completaba con el excelente Guido de Monforte interpretado por el barítono Enzo Mascherini, justo a la discreta prestación del tenor griego Giorgio Bardi Kokolios como Arrigo. El absoluto éxito de aquellas representaciones florentinas, propició que fuera el título elegido para la inauguración de la temporada del Teatro alla Scala de Milan el 7 de diciembre de 1951, con dirección musical a cargo de Victor de Sabata, con los mismos interpretes de Florencia y el Arrigo sensiblemente mejorado del tenor norteamericano Eugene Conley.

En tiempos más recientes se han producido importantes representaciones de esta ópera, como las que tuvieron lugar en el Teatro Comunale de Bolonia, en 1986, dirigidas por un joven Riccardo Chailly y un magnífico elenco que incluía el Monforte de Leo Nucci, junto al excelente tenor Veriano Luchetti como Arrigo, el muy solvente bajo Bonaldo Giaiotti como Procida y la magnífica interpretación de Elena, realizada por la soprano norteamericana Susan Dunn.

Destacar también, las funciones que supusieron la inauguración de la temporada scalígera de 1989-1990, con la extraordinaria dirección de Riccardo Muti, y un muy notable grupo de interpretes que contaba con la presencia de Cheryl Studer como Elena, Giorgio Zancanaro en una brillante interpretación de Monforte, Chris Merritt como Arrigo y Ferruccio Furlanetto en el papel de Procida. Señalar que en aquellas funciones milanesas se incluía el precioso ballet “Las cuatro estaciones”, que habitualmente suele omitirse. Existen sendas tomas en video, realizadas en el transcurso de las funciones en el Teatro Comunale de Bolonia y en la Scala de Milán, que posteriormente fueron editadas en DVD.

El Palau de les Arts ha elegido para estas representaciones de I Vespri Siciliani, una coproducción realizada por el Teatro Reggio di Torino y la bilbaína ABAO-OLBE, con una puesta en escena de Davide Livermore (actual director artístico de Les Arts) que fue estrenada en el Teatro Reggio di Torino en 2011, con ocasión del 150 aniversario de la unidad italiana. Livermore traslada la acción a la Sicilia de 1992, año en que se produjo el terrible atentado en el que fue asesinado por la Mafia el juez Giovanni Falcone, su esposa y tres de sus escoltas.

El funeral de Falcone tuvo lugar en la Catedral de Palermo y fue televisado en directo para todo el mundo. En el Acto I, la escenografía de Santi Centineo reproduce aquel funeral, esta vez dedicado a Federico el hermano de la Duquesa Elena, ajusticiado por los franceses, con el féretro portado a hombros y un cortejo fúnebre donde figura Elena y otras damas junto a eclesiásticos.

La seriedad y recogimiento del evento es frivolizado al máximo por las cámaras de video que lo están tomando como un auténtico “reality show” y cuyas imágenes pueden contemplarse en dos grandes pantallas. Sin duda, este planteamiento viene a constatar el poder que tienen los medios de comunicación para manipular la realidad, siempre al servicio de la clase política corrupta, en este caso dominada por La Mafia.

Mucho más idónea es la escenografía del Acto II, donde se muestra, en un ambiente penumbroso, dos coches destrozados, en alusión al atentado de Falcone y que marca el regreso a Palermo del patriota Giovanni da Procida, dispuesto a preparar un levantamiento popular contra los ocupantes franceses.

Sin embargo, esta dramática escenografía, se mantiene -totalmente fuera de lugar- durante el resto del acto, englobando la danza en forma de “tarantela” que bailan los jóvenes sicilianos con sus parejas, que les son arrebatadas por soldados franceses quienes abusan de ellas, todo ello aderezado con una profusa iluminación de fondo, que confiere a la escena un ambiente orgiástico nocturno. Y, finalmente, en ese mismo espacio escénico, se extiende una alfombra roja donde van pasando las parejas invitadas a la fiesta del gobernador Monforte. escuchándose como fondo una alegre “barcarola”.

En contraste, la escenografía en el Acto III, es un elegante edificio de arquitectura racionalista, que deriva a un hemiciclo parlamentario en el que se desarrolla el “Baile de mascaras”, donde los conjurados pretender asesinar al gobernador Guido de Monforte.

Ya, en el final del acto, en los grandes ventanales del hemiciclo, aparecen proyectadas imágenes de personajes de todos los ámbitos que han marcado la historia de la “Italia Unificada”: políticos como Cavour, De Gasperi, Aldo Moro, Giulio Andreotti, junto a deportistas como Fausto Coppi o actores como Marcello Mastroianni y dramaturgos como Darío Fo, imágenes que acaban fundiéndose con banderas de Italia.

Ya en el Acto IV, la cárcel donde se encuentran Elena y Procida, también tiene el estilo del edificio descrito al comienzo del acto anterior, con unos negros y simétricos elementos estructurales verticales y horizontales, realzado por una excelente iluminación de fondo a base de tonos anaranjados que van apagándose para mostrar un espacio escénico oscuro y opresivo, que deriva hacia un espacio abierto y alegre donde pueden verse sobre un atril a Elena y Arrigo junto a Monforte, quien anuncia el compromiso matrimonial de ambos. En el arranque del Acto V, se recupera el estilo de “reality show”, del Acto I, con la fiesta donde se realizan los preparativos de la boda el de Elena y Arrigo, aderezado con las intervenciones de bailarinas cuyas vestimentas y evoluciones sugieren un espectáculo de revista.

El trágico final de la historia, con la revuelta de los sicilianos contra los franceses y la masacre donde mueren los protagonistas, queda amortiguada mostrando solo sus cuerpos tendidos, en el recuperado espacio escénico del hemiciclo parlamentario, en cuyo fondo aparece proyectado el artículo primero de la constitución italiana “La soberanía reside en el pueblo, que la ejerce con arreglo a la forma y los límites que establece la constitución”. La puesta en escena de Livermore, resulta, por momentos, interesante y original, aunque excesivamente circunscrita al mundo italiano. La Orquesta de la Comunidad Valenciana volvió a demostrar su gran calidad, conducida de manera solvente por Roberto Abbado, actual director musical de Les Arts.

El sonido orquestal resultó de gran brillantez en la ejecución de la extensa obertura, una de las más bellas creaciones sinfónicas verdianas, donde destaca el vibrante y reiterado tema central, junto a otro de gran impulso melódico que reaparecerá en el gran dúo de Arrigo y Monforte del Acto III. Excelente resolución orquestal del Acto II, con páginas de gran intensidad dramática junto a otras de carácter folclórico como “La tarantela” y “La barcarola”. Magníficas interpretaciones de las introducciones orquestales de los restantes actos, donde se alternan la ligereza de esa música en forma de danza que preludia el Acto III, con la muy sombría y lúgubre que marca el comienzo del Acto IV, en comparación con la de carácter festivo y folclórico que introduce el Acto V.

Señalar también que la orquesta brilló de sobremanera en el imponente concertante que cierra el Acto III y en transcurso de los dos últimos actos, sobre todo, en el dramático final de la ópera. Dentro del excelente rendimiento de todas las secciones orquestales, cabe señalar que Roberto Abbado dio más preponderancia a metales y percusión realzando los momentos de mayor contundencia orquestal, aunque la cuerda tuvo momentos de calidad extrema en el acompañamiento del aria de Monforte del Acto III. Señalar el precioso sonido orquestal que acompaña la intervención de Procida “Addio, mia patria” del Acto IV. Abbado mostró capacidad concertadora cuidando al máximo el acompañamiento a los cantantes, en especial a la soprano.

Entre la voces solistas cabe destacar a Gregory Kunde, como Arrigo, quien, muestra su dominio del estilo de canto verdiano, con un incisivo fraseo, y un brillante registro agudo, junto a una matizada y expresiva interpretación. Destaca en su gran escena del Acto IV el recitativo-aria “È di Monforte il cenno….Giorno di pianto, di fier dolore”, seguida del largo e intenso dúo con Elena, lleno de intenso lirismo y dramáticos acentos, donde ofrece toda una lección interpretativa.

El tenor norteamericano está magnífico en los heroicos dúos con Monforte de los Actos I y III, y en su gran interpretación del terceto con Elena y Procida del final de la ópera, donde su canto, adquiere, por momentos, intensos tonos dramáticos. En contraposición, muestra ligereza en el festivo dúo con Elena del Acto V “La brezza aleggia intorno a carezzarmi il viso”, aunque, emitiendo el Re bemol conclusivo sobre la palabra “Addio” con una fea nota en falsete.

El barítono onuvense Juan Jesus Rodriguez realiza una buena interpretación de Guido de Monforte, mostrando los cambiantes estados anímicos del personaje y brillando de sobremanera en su intervención solista del Acto III, con una magnífica interpretación del aria “In braccio alle dovizie”, donde ofrece una excelente línea de canto en el mejor estilo verdiano.

Destacar también sus intervenciones en los dúos con Arrigo sobre todo el del Acto III, con esas preciosa frases “Mentre contemplo quel volto amato, balzar di goia me sento il cor…” donde se retoma uno de los temas musicales de la obertura.

El bajo Alexánder Vinogradov, ofreció una voz un tanto gutural en los registros grave y central, que al ascender hacia el agudo gana brillo e intensidad.

Realiza una matizada interpretación de la nostálgica aria “O tu Palermo, terra adorata” una de las más bellas páginas compuestas por Verdi para bajo. Destaca también, su interpretación de la bellísima página “Addio, mia patria” en el cuarteto con Monforte, Arrigo y Elena del Acto IV. Y, tiene vibrantes intervenciones en el dramático trío con Elena y Arrigo al final de la ópera.

El día del estreno le tocó a la joven soprano jerezana Maribel Ortega, cantar el dificilísimo papel de Elena, con unas exigencias vocales extremas. Grave responsabilidad que la cantante afrontó con alto grado de profesionalidad. Su actuación no pasó de discreta, en el Acto I, sobre todo en su interpretación de la cabaletta “Coraggio, su, coraggio”. No estuvo muy atinada en el “Bolero” del Acto V. Mejoró en los dúos con Arrigo, sobre todo en el largo e intensamente lírico del Acto IV. También en la gran escena con Monforte, Arrigo y Procida que cierra este acto. Tuvo su mejor momento en el terceto conclusivo de la ópera junto a Procida y Arrigo, donde colocó un par de imponentes agudos. Bien el resto de los interpretes casi todos procedentes de Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo.

De nuevo, el Coro de la Generalitat, volvió a demostrar su gran calidad en sus múltiples intervenciones a lo largo de la ópera. Muy destacada su actuación en el gran concertante del Acto III, en el sobrecogedor momento de Acto IV, entonando uno de los salmos “De profundis”, seguido del concertante “Ministro di morte arresta!” que cierra el acto: una muy bella página verdiana. Ya, al final de la ópera el coro se luce en la impresionante “Vendetta! Vendetta!».
Texto: Diego Manuel Pérez Espejo
Fotografías: Tato Baeza

I vespri siciliani
Giuseppe Verdi (1813-1901)
Dramma in cinque atti
Libreto de Augustin Eugène Scribe y Charles Duveyrier
D. musical: Roberto Abbado
D. escena: Davide Livermore
Escenografía: Santi Centineo
Vestuario: Giusi Giustino
Iluminación: Andrea Anfossi
Coreografía: Luisa Baldinetti
Cor de la Generalitat Valenciana
Francesc Perales, director
Orquestra de la Comunitat Valenciana
Reparto: Gregory Kunde, Maribel Ortega, Juan Jesús Rodríguez, Alexánder Vinogradov, Andrea Pellegrini, Cristian Díaz, Nozomi Kato, Moisés Marín, Andrés Sulbarán, Jorge Álvarez y Fabián Lara.

Angela Meade como Norma

No deja de sorprender que Norma, la que dicen es la obra cumbre del bellcantismo, y una de las óperas de repertorio, haya tardado 102 años en ser representada en el Teatro Real de Madrid.

Bellini, puente entre el clasicismo y el romanticismo, llevó el morbo de las emociones cotidianas a una sociedad apocada por el catolicismo. Un verdadero revolucionario de los sentimientos románticos que supo influir en otros compositores. Chopin heredó de Bellini la flexibilidad a la hora de tratar el tempo y la armonía. Verdi trasladó la revolución belliniana de lo privado a lo público, utilizando las connotaciones políticas para crear emociones colectivas. Wagner, uno de los compositores más influidos por Bellini, llegó incluso a componer una nueva versión del aria de la segunda escena de Oroveso.

¿Por qué entonces no es Bellini uno de mis compositores favoritos? Porque sobre gustos…

Norma es sin duda una obra grande. Está llena de pequeños detalles, esos en los que habitualmente vive el diablo, pero que aquí esconden la delicadeza de unos tempos extremadamente lentos que trazan la filosofía romántica de la obra y que llena de complejidad la labor del cantante, obligado a una emisión lenta. Dilatadas melodías que precisan de un fiato bien trabajado, como queda de manifiesto en una de las arias que es un “hit” de la ópera, la siempre esperada por el público “Casta Diva”, y que resume el valor del tiempo romántico.

Un tiempo que Wagner tuvo en cuenta para crear Tristan und Isolde. Una Isolde que, al igual que Norma, se inmola sobre una melodía amplia y ascendente.

Pero bajemos a la tierra. Más concretamente a la representación del 21 de octubre. Es esta una coproducción del Teatro Real con el Palua Les Arts de Valencia, donde ya se estrenó la pasada temporada, y ABAO.

La escenografía de Davide Livermore tiene claras influencias cinematográficas. A través de Juego de Tronos o el Rey Arturo, elabora una atmósfera onírica y fantasiosa que tiene como protagonista un agobiante árbol. Ocupa gran parte del escenario, gira y se mueve como elemento totémico y oráculo, donde todo ocurre y todo se cumple. La intención es la de crear un ambiente claustrofóbico, como lo es la propia historia. Y lo consigue.

Las escenas se completan con las proyecciones de D-Wok. Que adelantan, a modo de oráculo, el futuro que espera a los protagonistas.

La enérgica batuta del maestro Roberto Abbado inició la obertura con exceso de volumen. En el escenario entraban y salían los bailarines, coro, elementos escénicos y proyecciones en medio de un aparente desconcierto. Cuando parecía que el caos se había apoderado de la representación, apareció en escena, en lo más alto del árbol, Angela Meade cantando “Casta diva” y, de repente, reinó el sosiego y la armonía, cada cosa se puso en su sitio y solo entonces comenzó Norma.

Antes de que hiciera su aparición la Meade, y formando parte del desconcierto inicial, Roberto Arónica había iniciado su representación como Oroveso. A su voz leñosa y destemplada le faltan profundidad y graves para este personaje. Mejoró en el segundo acto y le puso más intención y matiz a sus arias. Su interpretación resultó fría y falta de pasión.

Simón Orfila compuso un Oroveso con buena presencia escénica, pero su voz, aunque bien timbrada, no tiene los tonos oscuros que habrían dotado su personaje del empaque que requiere.

Angela Meade no solo llegó para poner orden, fue la clave para que apareciera el belcanto. Voz potente y de emisión limpia, aunque con notables carencias interpretativas, no dejó de subir y bajar los numerosos escalones del árbol protagonista mientras cantaba. Algo meritorio.

La romana Veronica Simeoni, como Adalgisa, estuvo correcta. Mejor en el dúo con Norma del segundo acto, para el que parecía se había estado reservando.
Bien la barcelonesa María Miró como Clotilde. No pasó desapercibida.

Tanto tiempo esperando a Norma y ha llegado con una carencia fundamental, la pasión. Habrá que seguir esperando. Pero que no sean otros cien años.

NORMA
Vincenzo Bellini (1801-1835)
Tragedia llirica en dos actos
Libreto de Felice Romani, basado en la obra
Norma, ou l´infanticide (1831) de Alexandre Soumet
Estrenada en el Teatro alla Scala de Milán el 26 de diciembre de 1831
Estrenada en el Teatro Real el 13 de noviembre de 1851
Nueva producción del Teatro Real en coproducción con el
Palau de les Arts de Valencia y ABAO
D. musical: Roberto Abbado
D. escena: Davide Livermore
Escenografía: Gió Forma (Florian Boje)
Iluminación: Antonio Castro
Vídeo: D-Wok
D. coro: Andrés Máspero
Reparto: Roberto Aronica, Simón Orfila, Angela Meade,
Verónica Simeoni, María Miró y Antonio Lozano
Coro y Orquesta titulares del Teatro Real
Teatro Real de Madrid 21 de octubre de 2016

Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier del Real

Roberto Abbado

Tras más de cien años de ausencia en el escenario del coliseo madrileño, Norma, la ópera del gran compositor belcantista Vincenzo Bellini, llega al Teatro Real el próximo 20 de octubre con una producción que lleva firma escénica de Davide Livermore y con el maestro Roberto Abbado, al frente de la orquesta y coro titulares del Teatro Real, y del triple reparto vocal.

Maria Agresta, Angela Meade y Mariella Devia se alternarán en el rol que María Callas inmortalizó en los escenarios a finales de los años cuarenta; los tenores Gregory Kunde, Roberto Aronica y Stefan Pop, serán Pollione; Karine Deshayes, Veronica Simeoni y Ketevan Kemoklidze cantarán Adalgisa, y Michele Pertusi, Simón Orfila y Fernando Radó darán vida a Oroveso.

El maestro milanés, que ya ha dirigido Norma en numerosas ocasiones, antes de las 12 funciones (20 de octubre al 4 de noviembre) que se podrán ver en el Real, señalaba: “Esta obra maestra, cuyos recitativos se encuentran entre los más complejos de la historia de la ópera, tiene sus orígenes en el neoclasicismo, pero su latido romántico es evidente y su huella es clara en compositores posteriores tan diferentes como Chopin y Wagner”.

El próximo 4 de noviembre saldrá al mercado la última grabación de Roberto Abbado, de nuevo, para el sello Deutsche Grammophon: Revive, el nuevo CD de la mezzo letona Elina Garança, que vuelve a confiar en la dirección musical de Abbado, al frente, en esta ocasión, de la Orquestra de la Comunitat Valenciana. Director musical del Palau de les Arts desde 2015, Roberto Abbado ofrecerá su lectura de I vespri siciliani de Verdi, que se presentará en Valencia los días 10, 13, 16, 18 y 21 de diciembre.

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Roberto Abbado

El director de orquesta milanés, cierra la temporada operística 2015-2016 del Palau con el estreno de “El sueño de una noche de verano” (A Midsummer Night’s Dream), la primera incursión de la formación titular de les Arts en la obra de Benjamin Britten. Roberto Abbado asume la dirección musical de esta ópera basada en la obra homónima de Shakespeare, que levanta el telón el próximo 10 de junio con una producción propia del coliseo valenciano, una apuesta con la que el Palau de les Arts Reina Sofia se suma a las celebraciones de los 400 años de la muerte de William Shakespeare.

Además de su amplia trayectoria en la dirección del repertorio sinfónico en Estados Unidos y en formaciones europeas de referencia como la Concertgebouw de Ámsterdam, Gewandhaus de Leipzig o Staatskapelle de Dresde, el maestro Roberto Abbado ha dirigido numerosos estrenos en los teatros de ópera más prestigiosos de la escena internacional: el Teatro alla Scala de Milán (La Gioconda, Lucia di Lammermoor, La donna del lago), la Staatsoper de Viena (I vespri siciliani), la Ópera Estatal de Baviera (El amor de las tres naranjas, Aida y La Traviata), el Metropolitan de Nueva York (Fedora), la Deutsche Oper de Berlín (Don Giovanni), la Ópera Nacional de París (La donna del lago), Rossini Opera Festival de Pesaro (Ermione, Zelmira, y Mosè in Egitto), el Maggio Musicale Fiorentino (Le comte Ory, Attila, I Lombardi, Il barbiere di Siviglia, Anna Bolena, Phaedra), entre otros. Tras el éxito de público y crítica en su primera ópera como titular del podium valenciano, el pasado mes de enero, con Samson et Dalila de Camille Saint-Saëns y una dilatada experiencia en el repertorio contemporáneo y la música de los grandes compositores del siglo XX como Luciano Berio, Salvatore Sciarrino, Henri Dutilleux, Olivier Messiaen, Helmut Lachenmann, John Adams o Hans Werner Henze, entre otros muchos, retoma la batuta del coliseo valenciano para el estreno, por primera vez en el Palau de les Arts, de la ópera en tres actos basada en la obra de Shakespeare con música de Benjamin Britten (1913-1976) y libreto del compositor británico y Peter Pears, estrenada el 11 de junio de 1960 en el Festival de Aldeburgh, con dirección del propio compositor.

Roberto Abbado ha sido galardonado en dos ocasiones con el prestigioso y codiciado “Premio Abbiati” de la crítica italiana.

Fotografía: Priamo Tolu-Teatro lirico Cagliari

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Palau les Arts

Roberto Abbado y Fabio Biondi, directores musicales del Palau de les Arts Reina Sofía, comparten el podio en el Concierto Abbado-Biondi que acoge el Auditori el 7 de abril con obras de Mozart, Beethoven y Vitali.

Según ha explicado el Intendente Davide Livermore en conferencia de prensa, se trata de una propuesta inédita para ambos maestros, además de una muestra del funcionamiento de la doble titularidad de la Orquestra de la Comunitat Valenciana que ostentan Roberto Abbado y Fabio Biondi desde su nombramiento en 2015.

“Sé que hubo dudas cuando presenté una dirección musical compartida, pero a falta de dos títulos –Idomeneo, de Mozart, en el caso de Fabio Biondi, y A Midsummer Night’s Dream, de Britten, para Roberto Abbado- el éxito de los dos maestros con la formación titular de Les Arts es una realidad innegable”, ha señalado Livermore.

Antes de cederles la palabra, el Intendente les ha agradecido también su compromiso con Les Arts y sus propuestas, cuerpos estables y excelencias: el Cor de la Generalitat Valenciana, la OCV y el Centre Plácido Domingo.

Según ha indicado Roberto Abbado, el concierto se divide en tres partes. Comienza con Fabio Biondi en el podio con la Sinfonía número 41 en Do mayor, ‘Júpiter’ de Mozart. Tras el descanso, Roberto Abbado ofrece la Quinta sinfonía de Beethoven. Cierra la velada la Ciaccona para violín, órgano y cuerda de Tomaso Antonio Vitali en la orquestación de Ottorino Respighi con Fabio Biondi como solista y Roberto Abbado como director.

Se trata de dos grandes obras del repertorio sinfónico -como ha recordado Abbado- que tienen como clausura una pieza de gran profundidad y espiritualidad “con sabor a principios del S. XX y la estética decadentista predominante”.

Según ha abundado Fabio Biondi, supone también un punto de encuentro entre los repertorios de ambos maestros, pues “se trata una mirada a cómo se ha desarrollado el interés por el Barroco a finales del S. XIX”.

La Cicaccona, ha apuntado Biondi, es una obra que se conoce en 1860 con la publicación de las sonatas de Vitali y de la que el Respighi violinista se enamora y finalmente orquesta en 1908. El compositor italiano, miembro de la ‘generazione dell’Ottanta’”, fue uno de los motores primarios en la recuperación de la música barroca.

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