Julie Fuchs

La soprano francesa Julie Fuchs, se embarca en un nuevo y emocionante desafío, su primera interpretación de Gilda en el Rigoletto de Verdi en el prestigioso Teatro Real de Madrid. La dirección escénica está a cargo de Miguel del Arco, director de la impactante obra teatral Jauría, en la que está inspirada esta nueva versión cargada de emoción y crítica social.

Esta producción de Rigoletto se centra en el cortejo y secuestro de Gilda (Julie Fuchs), hija del protagonista, para explorar la indefensión que puede sentir una mujer frente a un grupo de hombres. La obra aborda temas contemporáneos como el papel de la masculinidad en la sociedad actual.

Esta ópera originalmente inspirada en la obra de teatro ‘Le roi s’amuse’ de Victor Hugo es una obra multifacética y compleja que aborda temas como el amor paternofilial, la sobreprotección y la emancipación de los hijos.

Julie Fuchs estará acompañada en el escenario por otras destacadas voces como Javier Camarena, Xabier Anduaga, Ludovic Téizer y Adela Zaharia bajo la dirección musical de Nicola Luisotti y escenografía de Sven Jonke. El vestuario está diseñado por Ana Garay.

La trama de Rigoletto se sumerge en la historia del Duque de Mantua, un seductor despiadado, y a su bufón Rigoletto, quien es cómplice de sus crímenes. Sin embargo, Rigoletto guarda un oscuro secreto que lo cambiará todo: ha estado criando en secreto a su hija Gilda, a quien protege con amor.

NOTA DE PRENSA
“Rigoletto” es una ópera en tres actos compuesta por Giuseppe Verdi con un libreto de Francesco Maria Piave. Se estrenó por primera vez en el Teatro La Fenice de Venecia el 11 de marzo de 1851 y hoy en día se ha convertido en una de las obras más icónicas del repertorio operístico italiano.

En esta nueva versión el público podrá deleitarse con la emotiva aria de Gilda “Caro Nome” interpretada por una espectacular Julie Fuchs. Virtuosismo vocal Julie Fuchs se ha consolidado como una de las sopranos más solicitadas en la escena internacional. Con una voz de "clara y brillante tonalidad" (Libération), "timbre sensual y virtuosa coloratura&quot (Diapason), y un arrollador carisma en escena, Julie es hoy por hoy una de las cantantes de ópera más completas de su generación, entusiasmando al público de los principales teatros de ópera y salas de concierto de todo el mundo.

Ganadora de tres premios Victoires de la Musique (los Oscar de la música clásica en Francia), incluido el de Cantante de Ópera del Año en 2021, y del segundo premio en Operalia, su repertorio abarca desde el barroco hasta la música contemporánea, con especial énfasis en las heroínas de Mozart y en el Bel Canto.

En la temporada pasada 2021/22, Julie Fuchs deslumbró al público en su papel principal en L'incoronazione di Poppea en la Opernhaus Zürich, encarnando a Mélisande en Pelléas et Mélisande en el Gran Teatre del Liceu y deslumbrando como Susanna en Le Nozze di Figaro en el Teatro Real. Cerró la temporada en París con una actuación brillante como La Folie en el Platée de Rameau en la Ópera de París.

Entre los papeles de ópera más destacados de su carrera se encuentran Marie en La fille du régiment en la Wiener Staatsoper, Norina en Don Pasquale en la Opernhaus Zürich, Leïla en Les pêcheurs de perles en el Théâtre des Champs-Elysées, Comtesse Adèle en Le Comte Ory en la Opéra Comique, Giunia en Lucio Silla en el Teatro Real de Madrid, Musetta en La bohème en la Bayerische Staatsoper, Pamina en Die Zauberflöte, La Folie en Platée y Nannetta en Falstaff en la Ópera Nacional de París, el papel principal de L'incoronazione di Poppea, Fiorilla en Il turco in Italia y Angelica en Orlando en la Opernhaus Zurich, Susanna en Le Nozze di Figaro en el Festival de Aix en Provence y Aspasia en Mitridate en el Palau de les Arts de Valencia.

Julie Fuchs lanzó su último álbum, "Amadè", bajo el sello discográfico de Sony en noviembre de 2022. Previamente, la cantante había publicado dos grabaciones en solitario, ”Yes!" y "Mademoiselle", con Deutsche Grammophon.

Su discografía incluye también una grabación de las primeras canciones de Mahler y Debussy con Alphonse Cemin, un disco de Canciones para piano y voz de Poulenc (Atma Classique), una grabación en vivo de Leïla en Les pêcheurs de perles (Pentatone) y una grabación en estudio de Aspasia en Mitridate (Warner Classics).

#OperaIsOpen, abrir la ópera a nuevos públicos

En 2018, Julie Fuchs puso en marcha un proyecto internacional que pretende demostrar que la ópera es un espectáculo abierto a cualquier persona que desee acercarse a ella, independientemente de sus ingresos, educación previa o edad. Aunque la mayoría de los teatros de ópera han hecho grandes esfuerzos para hacer que la ópera sea asequible a nuevos públicos, especialmente a los más jóvenes, los que nunca han ido a la ópera siguen sintiendo a menudo que esta forma de arte está “cerrada” para ellos. Conocida en Francia como la "diva con los pies en la tierra", procedente de una familia modesta y sin formación en música clásica, Julie es la embajadora perfecta para este proyecto, ya que la ópera se le abrió a ella a una edad muy temprana.

@juliefuchssoprano en Instagram, Facebook, Twitter y TikTok está considerada como una pionera por su uso de las redes sociales, utiliza su presencia como vehículo para promover el concepto #OperaIsOpen publicando contenidos para "abrir" el proceso operístico a sus seguidores y a los seguidores de la cuenta @operaisopen, ofreciéndoles una mirada diferente, entre bastidores, y respondiendo a preguntas en sus posts e historias.

También publica información sobre las iniciativas que derriban determinadas barreras financieras y que tratan de incluir a un público más amplio en cada lugar donde ella canta (informa a sus seguidores sobre las entradas para estudiantes, grupos, personas
mayores, entradas de última hora, etc.) También organiza concursos en sus redes sociales para conseguir un par de entradas.

Para ganar, uno de sus seguidores debe llevar a un invitado que nunca haya asistido a la ópera. Después, ella conoce al ganador y comparte su opinión en las redes sociales sobre su experiencia. Julie Fuchs también anima a sus compañeros de profesión y a las compañías en las que canta a utilizar el hashtag #operaisopen para ayudar a difundir el mensaje de que la ópera está realmente abierta a todos.

Fotografía: Gérard Uféras

Carmen

Veinte años tiene esta Carmen de Calixto Bieito que llega por fin al Teatro Real. La producción más representada en la historia de esta ópera, llega con cierta polémica por los “ajustes” que el equipo artístico se ha visto obligado a realizar sobre escenas supuestamente ofensivas. Los cambios han sido meramente estéticos, para no poner el foco en determinados elementos que sólo pretendían ser expresiones artísticas.

Basada en la obra de Prosper Mérimée, Bizet adaptó el texto, que resultaba muy atractivo al público del momento por el exotismo español y elementos un tanto lujuriosos, y creó unos protagonistas que, en esta ocasión, no eran reyes, emperadores o dioses, si no personajes salidos de la calle, expuestos con la máxima crudeza y muy alejados del arquetipo operístico existente hasta ese momento. Bizet sitúa la obra en una categoría social específica y en un medio concreto. Es quizá esta la principal razón que hizo que su estreno derivara en escándalo.

Es preciso aclarar que el género opera comique, a la que pertenecía Carmen, no quiere decir que se trate de una ópera cómica, se refiere a un género que se oponía a la ópera seria o gran ópera que se representaba en París. Se trata, no tanto de la comicidad de los argumentos, si no de cuestiones técnicas, como la alternancia entre fragmentos hablados y cantados. Este modo tan directo de expresar el texto tiene una gran repercusión teatral y musical. La música es mucho más directa y lo que Carmen canta, no son arias, sino canciones, como el propio Bizet dejó escrito. Solo hay un personaje, creado por el compositor, ya que no aparece en la obra original, que tiene arias propiamente dichas, Micaëla.

Bizet murió apenas unas semanas después de su estreno, sin llegar a disfrutar del éxito que tuvo su ópera después del escándalo inicial. Fue uno de sus discípulos quien, con el afán de hacer de Carmen una ópera seria, en lugar de una ópera comique, introdujo una serie de modificaciones añadiendo recitativos y música. Consiguió con ello que la imagen dominante de Carmen durante todo el siglo XX haya sido muy diferente a la idea original que concibió Bizet. Era importante, por eso, resituar la historia de Carmen y devolver a los personajes a su idea original.

Es aquí donde aparece una de las virtudes de Calixto Bieito, su forma de dirigir a los actores. Y es esta dirección de actores, y no la escenografía o elementos escénicos, lo que marca la diferencia de esta producción con respecto a otras que hayamos visto antes.

Esta Carmen es una de las primeras producciones de Calixto Bieito. Apuntaba ya en ella su gusto por la polémica y algunas extravagancias que suelen convertirse en protagonistas de sus producciones. Lo que no pensábamos es que, al modificar alguno de esos elementos más controvertidos, la obra quedase tan desnuda como la escenografía de Alfons Folres. Caracterizada por la ausencia de elementos, ha presentado un escenario vacío, tan solo una cabina telefónica y algunos mercedes de los años 70, hasta 6, han ocupado el escenario durante los dos primeros actos. No ha faltado un desnudo, algo muy del gusto de Bieito, a través de un figurante que hace la luna “tal cual” al inicio del tercer acto. El desolador decorado consigue debilitar el drama y entumece a la orquesta, que sobre todo en el preludio y los dos primeros actos tuvo una dirección de Marc Piollet rutinaria y poco efectista. A pesar de tratarse de una de las partituras más vitales del repertorio, consiguió que sonase vulgar en algunos pasajes.

Bieito ha querido alejarse de los folclorismos que han caracterizado tantas veces esta ópera, pero lo hace lanzándose a otras españoladas. Se limita a actualizar los clichés, sin salir de ellos. Planteando, de manera contradictoria, una vuelta a la España profunda.

En esta inmersión a la España de pandereta, dibuja unos personajes que, si bien son más próximos a la idea original de Bizet, no terminan de asumir sus roles con contundencia. La Carmen de Anna Goryachova está llena de sensualidad, pero su temperamento no es tan fuerte como pretende. Vocalmente no hay mucho que reprochar. Su voz de mezzo es homogénea y equilibrada, aunque su caudal fue mermándose a medida que avanzaba la obra. Su hermoso timbre se lució más en los registros centrales que en los graves pero tuvo una buena actuación, en líneas generales.

Francesco Meli no consiguió dar la imagen de un Don José rústico y fiero. Resultó manso, sobre todo en las escenas de pandilla, muy al estilo West Side Story. En la parte vocal estuvo más acertado. Posee un hermoso timbre y un buen volumen de voz que fueron suficientes para abordar este rol.

Eleonora Buratto construye una Micaëla que no es tan cándida como puede parecer al principio, deja entrever algún trazo de egoísmo. Es siempre un personaje complicado por estar un poco fuera de lugar, al ser un añadido en la obra. La Buratto hace gala de un volumen de voz algo excesivo pero se lución en las arias y sobre todo en su hermoso dúo con Don José del primer acto.

El Escamillo de Kyle Ketelsen es muy atractivo y varonil. Su voz rotunda fortalció al personaje. Defendió con mucha dignidad su papel.

Las dos parejas de comprimarios formadas por Olivia Doray, como Frasquita y Lidia Vinyes Curtis, como Mercedes y Borja Quiza, como Le Dancaire y Mikeldi Atxalandabaso, en el rol de Le Remendado, estuvieron a gran altura, en lo vocal y en lo interpretativo. Se desenvolvieron muy bien dentro del decadente mundo de bajos fondos creados por Bieito para la ocasión. El Lillas Pastia de Alain Azérot, un personaje ruin, fué abordado por el francés con acierto y profesionalidad.

El Coro, en su línea de excelencia. Brilló con especial espectacularidad en el cuarto acto, junto al Coro de Pequeños Cantores de la JORCAM.

Una Carmen que, lamentablemente, será más recordada por el escándalo que no fue, que por su puesta en escena.

CARMEN
Georges Bizet (1838-1875)
Opéra comique en cuatro actos
Libreto deHenri Meilhac y Ludovic Halévy basado en la obra homónima (1845) de Prosper Mérimée
Estrenada en la Opéra-Comique de París el 3 de marzo de 1875
Producción de la Opéra National de Paris
D. musical: Marc Piollet
D. escena: Calixto Bieito
Escenógrafo: Alfons Flores
Figurinista: Mercé Paloma
Iluminación: Alberto Rodríguez Vega
Reposición: Yves Lenoir
D. coro: Andrés Máspero
D coro de niños: Ana González
Reparto: Anna Goryachova, Francesco Meli, Kyle Ketelsen, Eleonora Buratto, Olivia Doray, Lidia Vinyes Curtis, Borja Quiza, Mikeldi Atxalandabaso, Alain Azérot, Jean Teitgen, Isaac Galán
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Pequeños Cantores de la ORCAM

La clemenza de Tito en el Teatro Real de Madrid

«Apartemos de nuestra vida todo lo que no sea amor…”, cantan a dúo Annio y Servilia en uno de los momentos de mayor romanticismo de esta ópera. Y muy enamorado hay que estar para adentrarse con éxito en el hielo escenográfico que proponen Ursel y Karl-Eenst-Rousset en su propuesta de la última ópera compuesta por Mozart escrita para los fastos de coronación de Leopoldo II como Rey de Bohemia.

El tiempo pasa para esta producción que resultó un éxito en su estreno, allá por 1982. Ya había envejecido cuando se llegó a este mismo teatro en 2012, y ahora ha envejecido aún más. Sigue pareciendo la sala de espera de un geriátrico de la antigua Unión Soviética, como contamos en 2012.

Una caja escénica de un blanco radiantemente iluminado que no permitía a los espectadores de patio de butacas leer los subtítulos, terminó aburriendo y enfriando, no solo al público, también a unos cantantes a los que les costaba seguir el ritmo de la obra. En parte por el contagio del ártico escenario, y en parte por los eternos silencios para realizar mínimos cambios escénicos en los que Roma, una de las protagonistas del libreto, apenas se insinúa con la aparición de alguna columna. No es mala la intención de los directores de escena al querer resaltar los aspectos más psicológicos de los personajes potenciando la ausencia de elementos en el escenario, pero no era necesario llegar a tanto.

Los recitativos se convierten en rutinarios cuando no existe nada en lo que apoyarse, ni visual ni escénicamente. Menos mal que Mozart acudía permanentemente al rescate de todos, público y cantantes, quedando inmediatamente confortados por la música del genio.

La dirección musical de Christophe Rousset, buen conocedor de este repertorio y experto clavecinista, fue haciéndose lenta tras una buena obertura. Los recitativos, acompañados por el propio Rousset al fortepiano, resultaban pobres, si tenemos en cuenta su virtuosismo, y se hacían eternos. Sobre todo en una segunda parte algo tediosa.

Sin duda el conjunto vocal de esta producción mejora el de 2012. Bernard Richter es un tenor lírico con un buen volumen de voz y la agilidad suficiente para construir un Tito resuelto. Sus medios y agudos son potentes y brillantes. Más dificultades tuvo con los graves y con el tempi de los recitativos.

La canaria Yolanda Auyanet estuvo espléndida en su papel de Vitellia. Una voz que está madurando con gran calidad. Limpia y sin artificios. Buen fraseo que recorría con agilidad su particella. Pero brilló aún más en la parte interpretativa. Puso la chispa y la intención en el desangelado escenario.

También brilló la pamplonesa Maite Beaumont como Sesto. Se esforzó sobremanera para que se escuchara su voz. Mejor en boca de escenario.

Anna Palimina, nacida en Moldavia, se desenvolvió muy bien en el papel de Servilia. La pena fue el vestuario que le pusieron, sobre todo los zapatos.

Otra sorpresa agradable de la noche fue la mezzosoprano canadiense Sophie Harmsen como Annio. Voz ligera y de hermoso timbre. Sus agudos bien podrían hacerle pasar por soprano.

El barítono italiano Guido Loconsolo tiene una buena presencia escénica, pero su Publio se sentía muy incómodo fuera de los registros más graves. Como al resto, los lentos y aburridos recitativos fueron más un problema que un desahogo.

El Coro Titular del Teatro Real como siempre, magnífico. Se esperaba su participación como agua de mayo para romper la rutina escenográfica.

Una reposición que ha servido para rendir homenaje al recordado Gerar Mortier, quien encargó esta producción. Fuera de esta conmemoración, esta Clemenza no da para mucho más.

LA CLEMENZA DE TITO
Wolfgang Amadeus Mozart
Ópera seria en dos actos
Libreto de Pietro Metastasio, adaptado por Caterino Mazzolà
Estrenada en el Teatro Nacional de Praga el 6 de septiembre de 1791
Estrenada en el Teatro Real el 12 de marzo de 1999
D. musical: Christophe Rousset
D. escena: Ursel y Karl-Ernst Herrmann
Escenógrafo, figurinista e iluminador: Karl-Ernst Herrmann
D. coro: Andrés Máspero
Reparto: Bernard Richter, Yolanda Auyanet, Maite Beaumont, Anna Palimina, Sophie Harmsen, Guido Loconsolo
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier del Real
Vídeos: Teatro Real

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