Entrevista a Maxim Mironov, la nueva estrella rossiniana
El pasado verano, volvió a interpretar el Conte d’Almaviva, en la nueva producción de Il Barbiere di Siviglia, en el Rossini Opera Festival de Pésaro, con dirección escénica de Pier Luigi Pizzi. ¿Qué dificultades plantea este rol?
Sí, es uno de mis roles rossinianos preferidos, y cada vez que lo tengo que cantar, doy gracias a Rossini por este magnífico rol. ¿Aunque quizá tendría que agradecer más a Manuel García? ¡Quién sabe lo que este gran tenor del pasado ha contribuido a la creación del personaje de Almaviva! Si el rol se hace como en Pésaro, es decir, integral y con el rondó final, las dificultades son brutales. Es un rol largo, exigente desde el punto de vista actoral, lleno de travestimenti y movimientos. Es, además, un rol muy dinámico que hay que coronar con un rondó final lleno de coloraturas. Pero la sensación de satisfacción que tienes después de haberlo hecho te hace olvidar cualquier dificultad.
¿Qué otros roles rossinianos le gustaría hacer en un futuro?
En realidad, después de tantos años trabajando en el repertorio rossiniano, me quedan pocos roles que debutar, pero podría señalar tres que quiero hacer en un futuro: Le Comte Ory, Corradino en Matilde di Shabran e Ilo, en Zelmira.
Se publica ahora “Questo è Rossini!”, una selección de arias de cámara acompañadas al piano por Richard Barker, con un piano del siglo XIX, similar al utilizado por Rossini y coincidiendo con el aniversario de su muerte. ¿Cómo ha vivido esta experiencia?
Pues es fruto de un arduo trabajo de investigación, pero muy interesante, que he llevado a cabo con mi gran amigo, el Maestro Richard Barker. La verdad es que siempre me ha fascinado la música de cámara; creo que en este género los compositores tenían mucha más libertad de expresión y, sobre todo, de experimentación. En el repertorio camerístico de cada compositor podemos encontrar verdaderas joyas, que a menudo caen en olvido. Así que con este CD queremos sacar a la luz las obras menos conocidas de Rossini y darles la posibilidad de ser interpretadas. Hemos usado un instrumento histórico para grabar este álbum: un Pleyel muy similar al que usaba el mismo Rossini. El sonido del instrumento de época es inconfundible y te catapulta, al instante, al pasado, produciendo un efecto casi mágico. Al tocarlo, podemos sentir lo que sentía el mismo Rossini. Hemos querido llamar a este CD “Questo è Rossini”!, (¡Esto es Rossini!), pero quizá hubiera sido más oportuno llamarlo “E anche questo è Rossini” (¡Y también esto es Rossini!), por la sorprendente variedad de músicas… desde el pathos de un exiliado en el aria “L’esule” a la comicidad casi grotesca de “La chanson du bébé”, donde se entreven los rasgos del mismo Rossini.
Su anterior CD “La Ricordanza” estaba dedicado al repertorio de cámara de Bellini, ¿cómo surge este proyecto?
“La Ricordanza” es un concierto-relato. La idea surgió mientras estaba visitando el museo de Bellini en Catania. Entre los objetos expuestos, había dos pianoforti que pertenecían a Bellini. Se encontraban en un estado lamentable, y no se podía escuchar su sonido. Pero fue allí donde me dio por pensar: ¿cómo sería el sonido de estos instrumentos que escuchaba Bellini? ¿De qué manera pudo influir ese sonido en su inspiración? Así que comencé un viaje por la historia de la vida de Bellini, y entendí que con sus obras de cámara se podría ilustrar todo su recorrido artístico. Y diseñé este concierto, en el que cuento al público sobre el gran compositor de Catania, que nos dejó demasiado pronto, e ilustro mi relato cantando sus arias de cámara. Este concierto ha tenido un gran éxito en Moscú y en Viena, y próximamente, lo llevaremos, por primera vez, a Italia. Se trata de una experiencia bastante novedosa para el oyente. El público queda siempre encantado. Hicimos también un CD, que ahora solo está disponible online en iTunes, Spotify o Google Play. También está disponible en la web www.illiria.de/charity, donde hemos hecho una edición especial para ayudar a la recogida de fondos para la organización alemana Kinderlachen, que ayuda a niños con dificultades.
Su repertorio es claramente belcantista pero aborda también otros roles como Orfeo, de Gluck, incluso roles mozartianos. ¿Hacia dónde está evolucionando su voz?
Inevitablemente, la voz cambia con el paso del tiempo… yo no noto cambios fuera de lo normal, aunque obviamente la voz crece, adquiere volumen y el color se enriquece, pero aún no puedo decir que, dentro de algún año, cantaré Otello de Verdi… Por el momento, ¡estoy feliz con el de Rossini!
¿Dónde se siente más cómodo, interpretando arias llenas de ornamentación o en arias más dramáticas?
Prefiero las arias, donde sé cómo expresar mejor la voluntad del compositor. El hecho de que sean con coloraturas o sin ellas, tiene poca importancia.
A partir del 13 de diciembre será Lindoro en L’Italiana in Algeri, en el Liceu de Barcelona, ¿Cómo aborda este rol?
Lindoro es un personaje complejo que nosotros percibimos hoy de forma muy diferente a como fue creado al inicio del siglo XIX. La comicidad de Lindoro provenía del hecho de que, en esta ópera, es la mujer quien hace el papel de un hombre: Ella parte de Italia para Argel, seduce a Mustafá, libera a los esclavos. Pero si no hubiera llegado Isabella a salvarlo, él habría estado igualmente bien en Argel. ¡Era el esclavo predilecto de Mustafá! También desde el punto de vista vocal, la escritura es casi femenina, muy aguda y llena de ornamentos. Yo trato de crear un personaje muy joven, un poco ingenuo y soñador… una de esas personas que no saben exactamente dónde están y escapan de cualquier peligro por la gran suerte que tienen.
Tuvimos ocasión de verle en otra L’Italiana in Algeri en 2009, ¿Cuándo podremos volver a escucharle en Madrid?
De momento, no tengo otros compromisos en Madrid, pero recuerdo con gran placer el periodo que pasé allí, sobre todo por la gente que trabaja en el teatro. ¡Nunca he visto personas tan apasionadas de la ópera trabajando en un teatro!
Ante un nuevo rol, ¿cómo lo prepara y qué elementos tiene en cuenta?
Empiezo siempre estudiando primero las arias, después los duetti, terzetti, quintetti… y así hasta llegar a los finales. De este modo, tengo bastante tiempo para madurar las arias. Paralelamente, también investigo sobre la ópera: leo, veo cosas en internet… Hoy en día, podemos sacar mucho provecho de este medio de comunicación.
¿Cómo es su relación con los directores de escena? ¿tienen mucha influencia en la versión del personaje que interpreta?
Los directores de escena son ahora los padroni (dueños) de la ópera. A veces, esto beneficia a la ópera, y otras veces, no. Si el director de escena es inteligente, se da siempre cuenta de que haciendo las óperas de los grandes compositores del pasado como Rossini, Mozart, Donizetti, Verdi, Puccini, etc., no solo está ante genios absolutos de la música sino también del teatro. El trabajo de director escénico implica una gran imaginación, pero se tiene que combinar con una cierta humildad. Los grandes directores del pasado tenían ese don. Los directores de hoy… no todos. Pocos entienden que primero tienen que convencernos a nosotros, los cantantes, para que nosotros seamos capaces de convencer al público. No creo en puestas en escena clásicas o modernas, sino en aquellas que funcionan o no funcionan. Normalmente, desde el primer encuentro con el director de escena, suelo darme cuenta si el espectáculo tendrá o no éxito y quién vencerá al final: el compositor o el director de escena.
Para finalizar, ¿cuáles son sus próximos compromisos?
Inmediatamente después de Barcelona, presentamos “La Ricordanza” en Italia, concretamente en Cuneo. Después voy a La Scala con La Cenerentola, y a la Staatsoper de Berlín para Il Barbiere di Siviglia. A finales del verano 2019, estaré en La Fenice de Venecia con otro Barbiere. Entretanto, tendré que grabar mi nuevo disco. ¡Pido solo al Señor que me dé salud para hacer todo esto!